jueves, 21 de abril de 2016

CONFIANZA


Los ministerios cristianos en el mundo, viven de las ofrendas que provee Dios  a través de sus miembros o simpatizantes. Es increíble ver cómo toca corazones y hace que los recursos aparezcan de donde no los hay.
Tuve el gusto de trabajar para Él, en un conocido ministerio radial varios años atrás, y dentro de los ejemplos de esta provisión sobrenatural, recuerdo a una pequeña y dulce anciana que se presentó un día en la oficina.
Éste ministerio, estaba en el tercer piso de un edificio sin ascensor y llamó el portero para avisar de la presencia de la señora. Llevaba una petición de oración y una ofrenda, pero no podía subir en razón de una enfermedad que le impedía flexionar sus rodillas.
Bajé inmediatamente con la libreta de las ofrendas, saludé a la señora y fuimos a un sofá para recibir su visita. En efecto era una menuda anciana con un gran y aplanado bolso colgado de su hombro derecho.
Me contó de su permanente escucha y la forma como se edificaba con los programas radiados; de cómo Dios había puesto en su corazón contribuir con el sostenimiento de ésta programación y de ahí su visita.
De su vida en soledad sin familia cercana; solicitando oración por su único nieto que vivía en una ciudad lejana; pero entregado a una vida triste de alcohol y droga. Conmovedora y larga historia, para luego buscar en el fondo de su bolso vacío un billete de mediana denominación hecho dobleces Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento(Marcos 12:42-44).
Lo curioso del relato, está en que tuve que acompañarla a buscar un bus de transporte urbano para el regreso a su casa y encontrarme con que ella no tenía con qué pagar los dos boletos que necesitaba para lograrlo.
Sin pensarlo  y gracias a Dios, llevé mi mano al bolsillo buscando la cartera para sacar un billete similar al que ella ofrendó y se lo entregué. Cómo pretendía esta anciana volver a su casa; evidentemente confiaba en que Dios la llevaría y así fue.
La fe es algo real, algo que se vive y que permite vivir. No se explica cómo muchos carecen de ella si Dios la da por igual; mientras que otros como ésta señora la viven para dar de lo que no tienen.

REFLEXIÓN: La fe hace que personas puedan ir, ofrendar y regresar a su casa sin tener con que!
REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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