“Por tanto, nosotros
todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en
la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18)
En un mundo sujeto al relativismo, es
muy común hallar personas que trabajan para una empresa y que no quisieran
estar allí. Se denigra del salario, del jefe y en general se vive en un clima
de inconformidad; pero hay que hacerlo al no haber opción.
La Biblia nos muestra por un lado un
panorama, en el que todos los que han recibido a Cristo en su corazón son salvos,
y otro en el que no todos los que asisten
a una iglesia lo son pues no dejan ver sus frutos.
Parece una ambigüedad como la mencionada
al principio, pero no lo es. Así como en la mayoría de trabajos, encontramos
personas que no se identifican con lo que hacen, también encontramos una gran
cantidad de personas que considerándose miembros de tal o cual congregación, no
tienen un genuino compromiso con Dios.
No hay iglesia
perfecta y si la hubiera, en nuestra calidad de imperfectos la echaríamos a
perder. Sin embargo se necesita estar establecidos no solo en una congregación,
sino ser parte real y activa de la iglesia de “Cristo”.
Óigase bien, la iglesia de “Cristo” y
no la de tal o cual pastor. Busca parecerse a Cristo o a un hombre?. Ser
cristiano no es reunirse con otras personas a cantar, escuchar un mensaje y exaltar
el predicador para terminar en un club; el asunto va mucho más allá.
Tiene que ver con un genuino compromiso que implica servir, estudiar, vivir, perdonar, orar, crecer en la Palabra y otras; pero sobretodo conocer a Dios y así poder desarrollar la santidad que Él espera.
Tiene que ver con un genuino compromiso que implica servir, estudiar, vivir, perdonar, orar, crecer en la Palabra y otras; pero sobretodo conocer a Dios y así poder desarrollar la santidad que Él espera.
No quedarse en el compromiso, sino ser un testimonio andante de Cristo que impacte a los que le rodean.
Es por esto que convertirse en cristiano nominal, no garantiza la salvación. No
decimos que la salvación se pierde una vez obtenida, parecer un cristiano no
implica necesariamente serlo y el cristiano verdadero debe desarrollar una
relación personal con Dios de una dimensión tal, que el congregarse y todos los
roles que implica la iglesia, sean tan sólo una pequeña parte de lo que lo hace
diferente del religioso o del incrédulo.
PREGUNTA: Se congrega usted para ser o
sólo parecer?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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