martes, 4 de febrero de 2014

LAS CUMBRES



“La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12)


Alrededor del mundo encontramos a personas, empresas, confesiones y estados aglutinándose en grupos con algún propósito en común. Mucha reunión, mucha charla; pero poco de resultados. En cada punto a discutir siempre habrá diversas posiciones, y cómo no esperar esto si sobre artículos específicos de un código que dicta ley, se presentan variadas interpretaciones.

El asunto es de tal proporción, que hasta los absolutos de Dios establecidos muchos siglos atrás y soportados en hechos irrebatibles, hoy han sido convertidos en algo relativo. Así y las cosas, cómo esperar que cualquier grupo llegue a acuerdos duraderos y sustentables sobre algo?.

Siempre encontramos dentro de estos conglomerados, subgrupos conformados por personas o entes que asumen posiciones afines para ponerse frente a cualquiera que difiere; y por más que se busque un consenso, los insatisfechos no se hacen esperar.

Es por esto que estas reuniones o cumbres, se convierten en eventos estériles que no solucionan nada y menos transforman individuos o sociedad. El pueblo creyente no es ajeno a este tipo de situaciones; mucha reunión, mucha cumbre, mucho retiro; pero nada de transformación de vidas.
Conferencistas con mucho pergamino delante de los hombres; pero poco de Dios o Su palabra.La única cumbre que deja resultados concretos en una persona, es aquella que se tiene cada día a solas con Dios y meditando en Su Biblia.
Sólo Él es el dueño de aquellos absolutos relegados por la humanidad, que son inamovibles y que todavía tienen el poder de transformar vidas.


PREGUNTA: Cada cuánto tiene usted una cumbre con Dios?


MEDITELO Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –



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