miércoles, 8 de enero de 2014

CAMINAR CON ÉL



“Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante” (Jeremías 7:24)
La vida del creyente implica un caminar permanente con alguien, y ese alguien es Dios mismo. El mundo de hoy supone el uso de elementos como la televisión, el microondas, la nevera, el carro, el computador y quién puede hoy andar sin su celular.  Pretender que un empresario, ama de casa, trabajador o estudiante lo deje es un absurdo.
Este aparato se ha convertido en un compañero inseparable de la gente; pero sí podemos prescindir de Dios. Años atrás nadie portaba estos aparatos y se vivía mejor, pues si alguien nos llamaba al teléfono fijo y no estábamos, la única opción era esperar buenamente a que regresáramos.
Cómo explicarse que Alguien absolutamente imprescindible en la vida de una persona y más en la de un creyente se deje de lado. Se puede dejar a Dios en el templo o en la casa, pero no el celular o el Ipad, y lo único que deja ver esto es que no se ha entendido lo que Él representa verdaderamente.
El Señor no tiene barreras de ninguna clase como para ser dejado en un lugar, y debe ser la compañía más importante de nuestras vidas. De esta forma se está protegido, guiado, instruido, ayudado, consolado y confrontado en todas nuestras actitudes,  palabras, pensamientos y acciones.
No es simplemente invitar a alguien que nos va acompañar, se trata de un Compañero que nos recuerda nuestro compromiso de santidad e integridad y nos levanta en todas esas falencias tan propias de nuestra naturaleza.
Sería bueno mirar en que orden de importancia tenemos al Señor y si es para nosotros un Dios con mayúscula. Qué tan vivo es ese Dios en el que creemos, si es que le hemos creído.
PREGUNTA: Es Dios su compañero diario o el celular?

MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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