jueves, 3 de enero de 2013

ELDON & COSTAIN



“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia” (Hebreos 12:28)


Por algo más de 20 años he tenido el privilegio de caminar con el Señor, y sólo ahora Él me ha hecho pensar en Eldon y Costain. Los dos varones que por la Gracia de Dios me compartieron y guiaron para llegar la los pies de Cristo. He orado por ellos y lo seguiré haciendo con la gratitud que sólo se puede tener con aquellos que por la misericordia del Señor me llevaron a la Salvación.

Esta salvación es algo que no podemos cuantificar si hablamos de que el cielo o el infierno son por la eternidad. El promedio de vida mundial en la carne es de 75 años; tiempo que para algunos parece interminable debido a su distanciamiento con Dios y sus consecuencias; pero hablar de una eternidad separados de Dios es demasiado e intolerable.

La posibilidad de que Dios use personas para su “Gran Comisión, es algo que debemos contemplar todos aquellos que nos llamamos hijos de Él. Ser canales de bendición y multiplicadores en este gran propósito, para conformar la iglesia de Cristo, debe ser todo un compromiso que a diario debe practicar el creyente.

No podemos convertirnos en estanques o depósitos en los que solo se almacene la bendición; debemos compartirla mostrando nuestro amor por el perdido, aún a costa del rechazo de nuestras familias y amigos. Al fin y al cabo como lo enseña la Biblia, nuestra obediencia es con Dios y no con hombres. “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29)

La gratitud que tengo en mi corazón con el Señor primeramente es infinita; pero con estos varones que fueron instrumentos de este propósito va muy lejos. Que Dios les bendiga!


PREGUNTA: Recuerda usted quién o quiénes le compartieron de Cristo?


MEDITELO Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

martes, 1 de enero de 2013

PLEITOS



 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal” (1 Pedro 3:12)


Por experiencia propia podemos compartir la triste conducta que se vive entre los creyentes comunes y más entre aquellos que en teoría sirven en los ministerios. Cómo hablar de servicio a Dios cuando se siente envidia, odio, rencor o se persigue al hermano?.

La verdad es que hay una gran diferencia entre servir voluntariamente y por un salario. Cuando se llega al servicio de forma voluntaria, se hace por convicción y para Dios, mas cuando se hace por obtener un sustento, en muchos casos no se pasa de lo que la Biblia llama “asalariados”.

Individuos que no sirven a Dios, sino a hombres, que conjugan servilismo y otras cosas igualmente reprobables en su actividad con tal de mantener el puesto y no un verdadero concepto ministerial. Hombres y mujeres para los que el horario de trabajo se limita a las llamadas horas hábiles y no en una entrega permanente a los demás.

Como producto de esto encontramos diferencias y pleitos propios de individuos que no revelan una verdadera transformación en sus vidas y a los que la Biblia nos manda a perdonar; pero a evitar.

Aunque la Biblia es muy clara en estos conceptos, que bueno sería ver el rostro del Señor cuando estos obran de manera mezquina en el encargo más importante que Él mismo nos ha dejado: “La gran comisión”. Gran responsabilidad es pensar en pertenecer a ese grupo de personas que sirve con limpia conducta delante de Dios. Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación (Santiago 3:1)


PREGUNTA: Tiene usted la fortuna de conocer la excepción?


MEDITELO Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –