“porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13)
Existe una gran diferencia entre un
creyente genuino y un asistente en la iglesia. Cómo lograr que una persona
asuma una posición clara frente a Dios y a esa iglesia?. La verdad es que quien
cambia la mente, la vida y corazón de una persona es Dios mismo; pues Él es
quien da el querer como el hacer.
El Señor nos ha predestinado a todos
para una salvación eterna; pero hay que dar “el paso”. Ese paso consiste en “aceptar”
y es nuestra parte en todo este asunto, que compromete nuestro futuro eterno;
pero cómo lo hacemos?. Por miedo, por interés, buscando el premio o por
convicción?. Cuál es nuestra motivación?
Sólo cuando alguien empieza a deleitarse
en la persona de Dios, en lo que representa, en Sus principios, Sus mandamientos
y Su santidad; sólo ahí estará dispuesta a dar ese paso adelante, pero por
convicción. Cuando alguien se acerca a Dios por el miedo que genera un
evangelio basado en Apocalipsis, el infierno descrito o la perdición eterna, lo
está haciendo con una motivación errada. Esto es equivalente a aquel que
trabaja por el salario y no por que le gusta lo que hace.
Cada vez que adoptamos una motivación
errada frente a cualquier aspecto de la vida, no tardaremos en estrellarnos,
cansarnos o sentirnos desmotivados, y de ahí la importancia de enseñar a través
de la Biblia, la verdadera motivación del creyente. No por miedo, sino por que le
gusta hacer y vivir como a Dios le agrada. El Señor espera una iglesia que le
ame como hijos a Padre y no por lo que se puede esperar de Él.
Esta será la única manera de desarrollar
creyentes genuinos, discípulos que muestren a Cristo, personas que marquen la
diferencia y a las que los demás quieran imitar; pero con la motivación
adecuada.
PREGUNTA: Ha dado usted ese paso y con
la motivación adecuada?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA
VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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