“Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno,
no hay ni siquiera uno”
(Salmo 14:3)
En
todas las ciudades se encuentran monumentos. Unos grandes, otros pequeños,
bustos de personajes o líderes que se han distinguido a lo largo en sus
vidas. Se elogia algún hecho o cualidad como la
valentía, el heroísmo, el estoicismo o el altruismo; pero en ninguna parte
encontramos uno que resalte la integridad.
Estamos
tan acostumbrados a hacer cosas que parecen buenas, pero que no lo son y las
leyes de los hombres se han acomodado a esto. Todos los días en la prensa
encontramos noticias sobre sentencias que dan como legal algo que éticamente no
es correcto.
La
palabra opción ha reemplazado a la palabra pecado y todo lo ha convertido en
algo relativo. Los legisladores de los países promulgan leyes en las que dejan
intencionalmente vacios legales, que permiten la no existencia de la justicia y
por supuesto los que las aprueban son los mismos que tarde o temprano las
utilizan.
Esto
es algo tan corriente en la vida del hombre, que todas las esferas de la
sociedad se han permeado y no importa lo malo que se piense o se planee, lo
interesante es que haya un marco legal para justificarlo.
Así
y las cosas, nunca encontraremos algún busto o monumento que exalte la
integridad en el comportamiento humano. Tal vez se podrá hablar de héroes que
llegaron a serlo matando, violando, siendo unos borrachos o unos promiscuos;
pero héroes. Cualquiera de estos pecados que el mundo llama opciones, son admitidos
por la sociedad; pero no por la Biblia de Dios.
Que
la tarea sea seguir las palabras de Pablo: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo
lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de
buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”
(Filipenses 4:8)
PREGUNTA:
Busca usted la legalidad o la integridad?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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