jueves, 10 de octubre de 2013

LA DUCHA



“Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor” (Jeremías 2:22)

En Europa el agua es escasa, costosa y de ahí que se haya desarrollado tanto la cultura de la perfumería entre otras. Cuando alguien toma un baño diario en Francia,  es interrogado sobre su estado de salud y si es que tiene alguna enfermedad. En Asia y África el tema es igualmente complejo; pero no por escases sino por razones culturales o religiosas y allá no hay perfumes que camuflen esta necesidad.

En la sociedad occidental se acostumbra la ducha diaria y son pocas las excepciones. Luego de una ducha se siente bienestar físico; bienestar que también quisiéramos tener a nivel espiritual; pero nos ocupamos de nuestro aseo interior?. Es difícil mantenerse limpio y menos si no se cuenta con las herramientas necesarias de Dios. Cuando se ha fallado, la Biblia dice que aunque con lejía nos lavemos, nuestro pecado permanecerá.

El verso hace alusión a la importancia de tener el perdón de Dios para sentirnos limpios y este sólo se obtiene en el nombre de Jesús. Frente al pecado, no hay jabón o loción que logre limpiar o disimular esta condición de nuestras vidas.

Con qué ministramos nuestros corazones permanentemente en la internet, la radio o televisión?. Nosotros reflejamos necesariamente aquello con lo que nos hemos alimentado espiritual o físicamente. Vamos a exhalar limpieza o suciedad por nuestros poros, y esto implicará una relación fluida o no con Dios.

Limpiamos la casa, la oficina, lavamos el carro, los muebles, tenemos cuidado de lo qué almacenamos o cargamos en estos; pero qué hay de nuestro interior? La tarea consiste en que nuestra vida física y especialmente la espiritual, experimenten la limpieza y santidad que Dios espera y sin la cual no le veremos.


PREGUNTA: Qué sintió usted luego de la ducha hoy?


MEDITELO Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –


¡SI EN ALGO LE HA ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!