martes, 8 de octubre de 2013

EL SELLO




Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;  pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. Miserable de mi, quién me librará de este cuerpo de muerte?. (Romanos 7:22-24)

En buena parte de los propósitos espirituales, el cristiano va a encontrar frustración, y esto obedece a que todavía no entiende que en sus manos no está el hacer o no las cosas. El hombre del mundo y aún algunos creyentes están acostumbrados a ser autosuficientes por la naturaleza pecaminosa inherente, y les es muy difícil depender de Dios.

Tal vez algunos logren sus metas materiales; para esto hacen uso de cualquier medio y la sociedad de hoy habla de que “el fin justifica los medios”. No importa a quién o qué nos tengamos que llevar por delante, la idea es lograrlo; pero vemos que estos resultados y especialmente los de origen dudoso no perduran.

Cuando por la Gracia del Señor tenemos el privilegio de llegar a Cristo, pretendemos aplicar los mismos principios. Creemos que podremos sacar nuestros propósitos materiales o espirituales adelante sin Él. Que podremos salir del adulterio, la mentira, la droga, la fornicación, la pornografía o cualquier clase de pecado en nuestras fuerzas.

Sin embargo la Biblia dice algo muy diferente y nos nuestra que sin la intervención de Dios a través de su Espíritu Santo, no lo podemos lograr. El apóstol Pablo nos recuerda en Romanos 7, la incapacidad para sustraernos del pecado que habita en nosotros y nos encontramos que además de reconocer esta incapacidad; debemos arrepentirnos, apartarnos del mismo, buscar el sello de Dios para alcanzar misericordia y lograr estos propósitos de proyección eterna.

Que sea nuestra oración, no solo hacer propósitos de enmienda o los de corto plazo del mundo en nuestra nueva vida cristiana, sino buscar de manera primordial el favor y la ayuda de Dios.


PREGUNTA: Ha experimentado usted esta frustración?


 MEDITELO Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –


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