“Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que
entrar un rico en el reino de Dios” (Marcos 10:25)
El
pasaje citado, nos muestra a un estrato
social que difícilmente llega a los pies del señor Jesucristo. Esto lo afirma
la Biblia sobre aquellos que por sus posesiones, comodidades y ocupación para
mantenerlas, no creen indispensable la presencia de Dios en su vida cotidiana.
En
contraste existen otros que desgastan su día a día para mejorar sus ingresos y lograr
un estatus similar a los anteriores; pero que por su desgastante carrera,
tampoco dan cabida a Dios en sus vidas. Hay que ganar más!.
Al
final de la cadena, encontramos otros en los que su vida se remite a la lucha por lograr lo absolutamente necesario, y de la misma forma no creen
que Dios sea la solución a sus problemas.
Si
los ricos no escuchan de Dios, es por
que están muy ocupados en cuidar del dios mamón (dinero) o satisfaciendo sus deseos egoístas. Los segundos no abren sus corazones y entendimiento en su carrera desenfrenada
para lograr sus metas y los terceros están tan inmersos en sus limitaciones que
se rehúsan a aceptar que hay otra forma de vivir en Dios.
Cualquiera
que sea el caso, no se dan cuenta que de nada les va a servir esto, “Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca
de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría” (Eclesiastés 2:20); y
que ricos o pobres la prioridad es
buscar de Dios.
En
los tres casos implica un desacomodarse de sus excesos o
falencias y hacer una reingeniería espiritual. Dios ha prometido algo para cada
circunstancia y qué difícil es ajustarse a parámetros diferentes a los
adquiridos en el mundo.
PREGUNTA:
En cuál de estas se encuentra usted?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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