“Por lo demás, hermanos, todo lo que es
verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo
lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en
esto pensad”
(Filipenses 4:8)
Toda
la palabra de Dios se ha cumplido, se cumple y se cumplirá. Esta es una máxima
que se ha establecido a lo largo de la historia de la humanidad, que nos da
seguridad y nos amina a posicionarnos cada día más como Creyentes.
Recordamos
esto, pues vemos que el compromiso con Dios no es colectivo, sino personal; que
cada uno de nosotros asumiremos una responsabilidad cuando lleguemos a Su presencia y en este orden de ideas, la
exigencia no es a los demás, sino a nosotros mismos. Conocemos nuestras
fortalezas, debilidades y eventualmente podemos trabajar especialmente en la
últimas; pero es importante recordar, que esta lucha no la vamos sacar adelante
solos.
Que
es de la mano del Espíritu Santo que se logra; pero que si no hay disposición
de parte nuestra y un compromiso importante, no pasaremos de aquel calienta
bancos o miembro del “club” Cristiano, que no impacta ni su entorno más
próximo. No se trata de mirar al que falla, se trata de exigirnos a nosotros mismos primeramente, a seguir el ejemplo del señor Jesús y orar por el prójimo.
El
verso que nos ocupa hoy, muestra una serie de recomendaciones que lucen muy
exigentes a la vista del mundo, no obstante si las vemos con los ojos de un
hijo de Dios serán perfectamente alcanzables.
PREGUNTA:
Y usted en qué piensa?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡SI EN ALGO LE HA
ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!