jueves, 31 de enero de 2013

EL OBSTÁCULO



“vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5) 
   

Desde la misma creación, Dios ha tenido que tomar medidas en contra de su obra por la permanente inclinación de esta a pervertirse. Tuvo que sacar a la primera pareja del huerto por su desobediencia y de ahí en adelante, eventos como este, se han repetido una y otra vez.

Lo leemos cuando el diluvio, en el caso de Acam, en la destrucción de Sodoma y Gomorra, en la torre de Babel, en repetidos episodios durante la toma de la tierra prometida y otras muchas. Siempre el hombre en su condición de pecador, busca hacer lo malo.

Lo único que explica la existencia del género humano hoy a pesar de todo lo que vemos, es la misericordia de Dios. “tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no los abandonaste” (Nehemías 9:17). De no ser por esta, la verdad es que todos estaríamos en el infierno.

La bendición o la maldición no solo están sujetas a la perfecta voluntad de Dios, sino a la imperfecta voluntad del hombre. Dios hubiera podido crearnos como autómatas; pero Él quiere nuestra decisión consiente de “agradarle”. El hombre es responsable de su destino y Dios es respetuoso de su decisión. Cuando presenta Su plan de salvación en Jesucristo, Él es el rey de los caballeros y respeta la opción de aceparlo o no.

Obviamente esto tiene unas implicaciones eternas y podríamos hablar de que el hombre mismo abre o no, la puerta para recibir la bendición. Dios no puede negar su naturaleza perfecta y bendecir a aquel que peca. Usted y yo lo hemos vivido; lo importante es que podamos entenderlo y dejar de ser un obstáculo.


PREGUNTA: Se considera usted un obstáculo para recibir la bendición?

MEDITELO Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –