jueves, 3 de mayo de 2012

EXISTE EL PECADO?


Por supuesto que el pecado existe y no es bueno subestimar su poder sobre el hombre como suele hacerse. Todas las atrocidades que vemos en el mundo de hoy son producto del mismo y debemos verlo como lo afirma la Biblia “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley (1 Juan 3:4), como una transgresión.
El pecado entró en la humanidad por Adán; pero este tuvo su origen en un ángel creado por Dios llamado Lucifer. Era el más hermoso y esto le enorgulleció, hasta el punto de querer ser como su creador. Osadía que le valió caer, ser expulsado de la presencia de Dios y cambiado su nombre a Satanás “sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo” (Isaías 14:14,15)
En consecuencia, toda la raza humana nace en esta condición “en pecado me concibió mi madre” (Salmo 51:5) como parte de una naturaleza caída en la herencia de Adán “como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12) y naturalmente, la respuesta que nos espera es “….la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23ª).
El pecado está tan presente en nuestra vida y es tan normal como comer “según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” (Romanos 7:22,23)
Es importante entender las implicaciones del pecado en nuestra vida presente y eterna; pero más lo es conocer y aceptar la solución provista por Dios “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Cuando Dios entregó la ley al pueblo judío por medio de Moisés, se confirmo esta condición; pero ya en una calidad de “imputación”. A estas alturas el hombre estaba conciente de las consecuencias de transgredir la ley y existía un marco legal para hacer una formulación de cargos en su contra “yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.” (Romanos 7:9)
Es aquí cuando Dios entra con su perfecto plan de salvación en Su hijo Jesús “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21), imputando sobre Él todas nuestras faltas y haciendo libres a aquellos que aceptan su condición de pecadores “Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24). A aquellos que creen y lo aceptan “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado” (Romanos 7:25)
Algo injusto a primera vista, “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos” (1 Pedro 3:18) de ahí el gran valor de su sacrificio; pero era la única forma de reconciliarnos con Dios, ante nuestra incapacidad de cumplir con la ley. Sinembargo, Jesucristo no vino a ignorar la ley, vino a confirmarla “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17)

Así y las cosas, todo está dado de parte de Dios y la decisión está en nuestra manos.

PREGUNTA: Que gran deuda la que tenemos con el señor Jesucristo verdad?

 MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

martes, 1 de mayo de 2012

EL PERFIL


Cuando aspiramos a un trabajo secular, normalmente entregamos una aplicación u hoja de vida para exponer nuestra formación, estudios y experiencia. Las empresas tienen unos perfiles predeterminados en el área encargada, para llenar las vacantes  y ahora existen los llamados (head hunters), que se encargan de todo este proceso con el fin de encontrar a la persona idónea.
Estos perfiles están basados en la apariencia, los títulos, la cultura, las aspiraciones salariales y en parámetros puramente humanos, incluyendo la entrevista con el psicólogo si es el caso; pero no tienen en cuenta las calidades humanas, morales o los principios del candidato  “No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1Samuel 16:7)  Se puede ser alcohólico, drogadicto, mujeriego, fornicario, mentiroso, homosexual o cualquiera de estas conductas condenadas por Dios en Su palabra; pero lo importante reside en que sea brillante, que tenga buenos títulos y que pueda producirle a la empresa.
En lo que tiene que ver con los cargos a ocupar en la obra de Dios todo es diametralmente opuesto. Él espera personas íntegras, transparentes, en lo posible imitadoras de Cristo, con un corazón dispuesto para Él, y con una voluntad de servicio a los demás  antes que esperar ser servidos “el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos” (Marcos 10:44)
Hasta para los oficios más simples y de poca estima para el mundo como barrer, abrir la puerta o servir la mesa, Él hace énfasis en estos requisitos para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo” (Hechos 6:2,3)
El Señor conoce lo que hay en cada corazón y aunque haya muchos “lobos disfrazados de ovejas” en la obra, Él siempre tiene el control y toma cartas en el asunto. Como lo hemos afirmado en varias ocasiones aquí, al hombre se le pueden pasar muchas cosas ocultas; pero a Dios no se le pasa nada. Es por eso que Él, quita personas de los ministerios, que a pesar de la apariencia piadosa de la cual habla 1 de Samuel “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, tarde o temprano  salen a la luz sus malas acciones, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:9,10).
De ahí que Él hace este tipo de precisiones “Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;  no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad  (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo” (1Timoteo 3:1-7) Otra cosa es que los hombres hagámos caso omiso de estas.

Por ninguna parte hace énfasis en los títulos, aunque también pide obreros capacitados y no a cualquiera. La responsabilidad es muy grande y ay de aquellos que lo hacen deshonestamente “no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación” (Santiago 3:1)

PREGUNTA: Cuál es su perfil para mostrar, el del mundo o el de Dios?

MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –