“Yo soy la vid
verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo
quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo
limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:1,2)
Cuando
vemos una planta frondosa y llena de flores o frutos, es por que su jardinero
ha cortado ciertas partes, que le han permitido retoñar y crecer. Este es un
tratamiento de vital importancia en su vida, ya que aquellas que no son
podadas, se desarrollan de manera lineal y en un raquitismo que las hace poco o
nada productivas.
De
la misma forma, Dios nos trata y no para en su proceso, hasta lograr de
nosotros fruto. Muchas veces es doloroso, así como debe serlo para la planta,
perder un pedazo de si. El Señor necesita limpiar nuestras vidas, de todo
aquello que impide una relación fluida con Él. Algunas veces serán pequeños
vicios o hábitos de los que podemos prescindir sin dificultad; pero en otras
ocasiones, debe retirar elementos o personas tan arraigadas a nuestra forma de
vida, que pensaremos no lograrlo; pero Él no permite cargas más grandes de las
que podemos soportar.
Esto
es parte de nuestra experiencia Cristiana y la Biblia dice que nada ni nadie
puede estar por delante de Dios en nuestra vida. Nada ni nadie! “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más
que a mí, no es digno de mí” (Mateo
10:37)
Cualquier
cosa que Dios estime como un peligro para nuestro futuro espiritual, será
retirado y nuestra confianza debe estar en Sus sabias acciones; siempre
tendientes a mostrar su infinito amor por nosotros y habilitarnos para llevarnos
un día “En
la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera
dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros” (Juan 14:2)
PREGUNTA:
Quién o qué puede estar estorbando su relación con Dios?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –