jueves, 27 de septiembre de 2012

OPINIÓN Y CAMBIO



Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” (Efesios 6:4)

Como padres tenemos la gran responsabilidad de liderar en nuestras familias. Diariamente acompañamos, apoyamos y protegemos nuestras esposas o corregimos y aplaudimos a nuestros hijos por sus desatinos o logros respectivamente. Esto está muy bien; pero, ¿quién nos evalúa a nosotros en nuestra labor de padres? Podemos leer muchos artículos sobre el tema, libros, asistir a útiles conferencias para la crianza y adquirir herramientas; pero, ¿estamos llevando a cabo lo aprendido?
Nuestro juez natural como padres creyentes es Dios y siempre debemos buscar Su sabiduría y buen juicio primeramente para hacer una tarea adecuada. Pero además de esta calificación que recibimos del Señor, sería bueno saber qué opinan nuestros hijos y para esto, la comunicación es vital para una buena relación con ellos.
Como padres hemos tenido muy en cuenta la opinión de nuestro hijo y le preguntamos, en qué aspectos piensa él que podemos mejorar? Lo escuchamos atentamente sin justificar nuestras conductas, aceptamos los errores si los hay, realizamos un plan de acción conjunto y lo ponemos en práctica sin desestimar obviamente la autoridad delegada por el Señor en nosotros.
Escuchar, mostrar interés a sus inquietudes y llevar a cabo los cambios requeridos en ambos sentidos, ha llevado al desarrollo de confianza en él, no solo de padres, sino de mentores y amigos con buenos resultados. Obviamente, toda la gloria es para Dios!
Así como nosotros le ayudamos a ser un mejor hijo con nuestro consejo, él nos ayuda a ser mejores padres cuando puede ser sincero y tiene la confianza de decirnos aquello en lo que para él podemos mejorar.
Lo realmente valioso de esto, es que por insignificante o grave que sea el asunto, todo puede terminar en una situación en la que todos pedimos perdón, nos abrazamos y oramos, reconociendo que Dios es el centro y guía de nuestro hogar.
Sólo Dios nos puede dar la sabiduría que necesitamos para ser mejores padres e hijos y para educar en la adecuada disciplina  y amonestación que se requiere.  

PREGUNTA: Escucha usted a sus hijos?

MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –