Y he aquí, dos de ellos
iban el mismo día a una aldea llamada Emaus,…..les dijo Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho…….Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron;…….. ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el
camino, y cuando nos abría las Escrituras? (Lucas
24:13-32)
Cuántas veces se nos ha presentado
el Señor como en el relato anterior y no lo hemos advertido? O de cuántos momentos
difíciles nos ha sacado sin reconocer su intervención?. Seremos tan obtusos como
para creer que Aquel que dio forma al universo y lo sostiene, no tiene también el
poder para ocuparse de nuestras vidas?
Es natural en el hombre la tendencia
a ver más las falencias que las bendiciones y siempre la balanza va a estar
inclinada a las primeras. Despertar a un nuevo día debería bastar para estar infinitamente
agradecidos con Él. Hay muchas personas que no lo hicieron y otras que lo lograron;
pero cómo? En un hospital, en la quiebra, en una cárcel, en la calle, sin
trabajo o con un muerto en la familia.
La queja es permanente y algunos se
acercan a Dios sólo para establecer un
monólogo de peticiones, en vez de invocarle con gozo, escucharlo y gozarse por
el Padre que tienen. Existe una gran diferencia entre aquel que dice mirar
a Dios y el que realmente le reconoce. El que le mira, sólo busca Su favor,
el que le reconoce se complacerse en Su poder “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31)
Tal
vez somos como aquellos hombres que hablaron, caminaron y hasta se sentaron con
Él; pero sólo le reconocieron cuando partió en pan.
PREGUNTA: Será que esto no basta
para reconocerle y tener por lo menos un día de gratitud?
MEDITELO
Y DECIDA!
- REFLEXIÓN
BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –