“Y vio Jehová que la maldad de los
hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del
corazón de ellos era de continuo solamente el mal…..le
dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de
sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la
bestia,…pues me arrepiento de haberlos hecho. Pero
Noé halló gracia ante los ojos de Jehová” (Génesis 6:5-8)
Esta no es una historia más, es un relato bíblico de
gran enseñanza, sustentado por muchos eventos de carácter histórico y
científico. Sin embargo que difícil es que el mundo entienda que la circunstancia
de hoy, es igual a la de los tiempos de Noé.
Es importante notar que pese a su entorno, “Noé halló gracia ante los ojos de Jehová” y fue el
encargado de invitar a los hombres de su tiempo al arrepentimiento y cambiar su
camino de maldad so pena de recibir un grave castigo. Esta también fue la
exhortación de Jonás en Nínive; pero allá si hubo arrepentimiento, cambio y se
les perdonó. “los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron
ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos” (Jonás 3:5)
Hallándose Noé a cientos de kilómetros de la playa
más cercana y en una tierra en la que aún no llovía, la respuesta recibida sobre
un diluvio inminente fue de burla, ataques y persecución. Respuesta similar a
la del hombre de hoy, que piensa que por sus avances en ciencia y tecnología no
va a ser alcanzado por nada que este no pueda controlar.
Entendible en cierta forma lo sucedido en tiempos de
Noé; pero ahí es donde el temor de Dios en una persona y su fe, se convierten
en la diferencia. Hoy Dios muestra la necesidad de volver la mirada a Él; no
obstante el mundo le rechaza y aunque el fin que se avecina no va a ser por
inundación como entonces; sí hay urgencia de tomar una decisión. El evangelio
toca a su puerta todos los días, las señales del fin descritas en la Biblia,
son de público conocimiento en las noticias diarias y no habrá excusa.
Si el hombre entendiera la importancia de volverse a
Dios, las implicaciones para la vida eterna y lo definitivo de su decisión por
Cristo, no habría absolutamente nada en el mundo de más interés que buscarle.
Se dejarían de lado todas esas excusas y sofismas de distracción que tiene, para
volcarse a seguirle y obedecer Sus mandamientos.
Dios está formando una iglesia; pero con gente que le
ame realmente, que tenga un genuino compromiso con Él, que quiera estar a su
lado la eternidad; y no con hombres guiados por terror, miedo o susto frente a lo
que se avecina, o por simple interés en Sus bendiciones.
El Señor no va a obligar nadie; pero va a confrontarlos a todos en Su tribunal.
PREGUNTA: Cuál es su excusa ?
MEDITELO
Y DECIDA!
- REFLEXIÓN
BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –