martes, 8 de noviembre de 2011

ORGANIZARNOS


Dentro de un proceso a veces doloroso y una vez que llegamos a los pies del señor Jesucristo, Dios entra a organizar nuestra vida de acuerdo a Sus parámetros. No es fácil de entender y menos ajustarse a estos cambios, que terminan por poner nuestra vida en sentido opuesto al que traíamos.
Una gran parte de los que profesamos el Cristianismo hoy, hemos tenido que pasar por esto. Para unos más difícil que para otros; pero siempre como una etapa previa al esperado encuentro con nuestro Salvador “seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire” (1 Tesalonicenses 4:17) y una eternidad con Dios “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4)
El desarrollo de este proceso es promovido directamente por Dios y comienza desde el mismo llamado. Él viene a nosotros y a través de algún instrumento nos presenta Su verdad. El plan de salvación diseñado por Dios para aquellos que no somos descendientes de Abraham, ya que Él ha dispuesto uno para el pueblo judío (Abraham) y otro para nosotros, los llamados gentiles en la Biblia.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16) Dios como todo un caballero, es respetuoso de nuestra decisión. Lo aceptemos o no; pero lo que si es claro, es que cualquiera que sea nuestra decisión, también será nuestra la responsabilidad “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado” (Juan 3:18)
Una vez recibimos ese llamado, Él comienza el proceso a través del Espíritu Santo. Este es un proceso llamado de santificación, en el que obviamente se tiene que poner la casa en orden y esto aplica para nuestra vida personal, de pareja, familiar, de iglesia, laboral y en todas y cada una de las áreas de la misma “la voluntad de Dios es vuestra santificación” (1 Tesalonicenses 4:3)
Qué tanto nos habremos equivocado en todo este tiempo de vivir en la ignorancia del plan de Dios? Eso es algo que día a día vamos a descubrir y por doloroso que sea, Dios espera que nuestro corazón y vida estén dispuestos para que Él pueda trabajar con libertad. No es fácil, y ya usted lo estará pensando al leer esto; pero he aquí la esencia del Creyente en Cristo. “Disposición” en su corazón para cambiar las equivocaciones del pasado y presente, con el fin de hacer un futuro agradable al Señor.
Tal vez estemos viviendo en mentira, robo, fornicación, adulterio, codicia, adicciones, lujuria o en alguna de las formas de pecado que nos muestra la Biblia; pero algo es seguro, Dios espera cambios, espera frutos “todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos” (Mateo 7:17), una transformación, y no de palabra sino de obra “sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22) Esta es la gran diferencia entre vivir como religiosos sin hacer lo que el Señor manda, y comenzar a vivir la Palabra. “Pasar de afirmar que creemos en Dios, a creerle a Dios”. Ve usted la diferencia?
No vamos a ser perfectos al recibir a Cristo, seguiremos fallando en muchas áreas; pero estaremos en el camino de desarrollar la santidad que Dios espera de nosotros. Esta es una tarea que sólo sacaremos adelante de la mano de Dios y no solos. Un día, vamos a ser transformados en perfección “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta;……….los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15:52); pero mientras tanto, alistémonos para ese gran momento.
PREGUNTA: Y cómo va su proceso?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –