jueves, 7 de noviembre de 2013

DIFICIL



“el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Filipenses 3:21)
Cuando las cosas parecen imposibles y todas las puertas se cierran, acercarse a otro en dificultades para darle una voz de aliento es tarea fácil. La vida en Cristo no es un camino de comodidad y cuando Dios nos toma por hijos nos trata en un proceso que va hasta el último día de nuestra vida terrenal.
El mismo señor Jesús dice que aquel que quiera seguirle debe tomar su “cruz”; pero muchos asumen un liviano compromiso; e impiden que ese proceso que Dios realiza a través del Espíritu Santo produzca los resultados esperados.
La mejor forma de llevar este proceso es con la sabiduría de lo alto, buscando aprender y crecer en las cosas que agradan a Dios a la luz de la Palabra; pero con la humildad de aquel que cree realmente que el Señor es quien lo realiza y que no es un logro propio.
El orgullo aunque en su más mínima expresión es dañito y su resultado no se hace esperar; pues es allí donde Él nos mide y cuando más confiados estamos en lo que hemos logrado, es cuando más cerca del desastre nos encontramos.
De ahí la importancia de confiar y depender de Dios; poniendo nuestra esperanza en Su intervención y no en nuestra astucia para lograrlo. El resultado de todo esto será, estar cada día más listos para la prueba y poder darle esa voz de aliento a aquel que nos necesita; pues si Dios se ha tomado el trabajo de formarnos, no es para que sólo guardemos la experiencia, sino para levantar al caído.
PREGUNTA: Puede usted animar a otro de parte de Dios?

MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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martes, 5 de noviembre de 2013

MONUMENTOS



“Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Salmo 14:3)
En todas las ciudades se encuentran monumentos. Unos grandes, otros pequeños, bustos de personajes o líderes que se han distinguido a lo largo en sus vidas.   Se elogia algún hecho o cualidad como la valentía, el heroísmo, el estoicismo o el altruismo; pero en ninguna parte encontramos uno que resalte la integridad.
Estamos tan acostumbrados a hacer cosas que parecen buenas, pero que no lo son y las leyes de los hombres se han acomodado a esto. Todos los días en la prensa encontramos noticias sobre sentencias que dan como legal algo que éticamente no es correcto.
La palabra opción ha reemplazado a la palabra pecado y todo lo ha convertido en algo relativo. Los legisladores de los países promulgan leyes en las que dejan intencionalmente vacios legales, que permiten la no existencia de la justicia y por supuesto los que las aprueban son los mismos que tarde o temprano las utilizan.
Esto es algo tan corriente en la vida del hombre, que todas las esferas de la sociedad se han permeado y no importa lo malo que se piense o se planee, lo interesante es que haya un marco legal para justificarlo.
Así y las cosas, nunca encontraremos algún busto o monumento que exalte la integridad en el comportamiento humano. Tal vez se podrá hablar de héroes que llegaron a serlo matando, violando, siendo unos borrachos o unos promiscuos; pero héroes. Cualquiera de estos pecados que el mundo llama opciones, son admitidos por la sociedad; pero no por la Biblia de Dios.
Que la tarea sea seguir las palabras de Pablo: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8)

PREGUNTA: Busca usted la legalidad o la integridad?

MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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