martes, 10 de septiembre de 2013

NO ES POR MI



“Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias” (Daniel 9:18)

Estamos viendo en una generación de jóvenes que todo lo tiene y en al instante. Los adultos se han encargado de formar personas que asumen que todo lo merece y los han convertido en una generación que no valora lo que recibe y menos aceptan sus necesidades.

El asunto no queda aquí y espiritualmente hablando, encontramos personas, que se ven como merecedores de todo incluyendo la salvación del alma. Es triste ver cómo el pecado que mora en el hombre, lo hace ver digno de algo que no merece. Unos por religiosos y otros por que su filosofía de vida les hace creer que pueden prescindir de Dios y lo que representa.

Para muchos las cosas ya están dadas en su propia opinión, y se resisten a ver que son personajes totalmente indignos frente a la santidad de Dios. La fornicación, la mentira, el adulterio y otros pecados, son simplemente parte de su vida, y creen que pecando y rezando empatan.

El versículo base nos muestra que no es la justica del hombre, sino la misericordia de Dios la que lo habilita para la eternidad con Él; y que mientras se siga en esa obtusa posición de “merecedor”; merecerá una eternidad; pero en el lago de fuego que describe la Biblia.


PREGUNTA: Qué tanto cree merecer usted?


MEDITELO Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –


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