“dijo Dios: Hagamos al
hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza;…….” (Génesis 1:26)
Hace
unos días estuve haciéndome un examen médico de carácter invasivo y poco
agradable, sin embargo el cariño y respeto con el que me trato una de las enfermeras
encargadas hizo la diferencia. Pensaba en que efectivamente y a pesar del
pecado que mora en el hombre, en la humanidad todavía se encuentran vestigios
de esa creación de Dios basada en amor. “si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De
manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí” (Romanos 7:16,17)
Todavía
se puede ver en la gente amor, amabilidad, bondad, generosidad y otras de todas
esas facetas mostradas por el señor Jesús en su paso por la tierra. No serán
tan perfectas por nuestra condición de naturaleza caída en Adán; pero tenemos
todavía la oportunidad de ver restaurada esta naturaleza en el plan de
salvación de Dios.
Contrario
a esto, hay quienes se atreven a comparar al hombre con un animal negando el
concurso de alguien Omnipotente, Omnisciente y Omnipresente. Es una lástima y de
ser así, estaríamos poniendo al hombre en la misma escala de un pez, una rata o
el famoso mono. No hace falta adivinar cuál sería la reacción de cualquier
persona si la comparamos o tratáramos como a una rata; no obstante y en este
orden de ideas no se explica cómo algunos persisten en sostener este tipo de
teorías, que ponen al hombre como un integrante más de reino animal. Alguna vez
lo vio de esta manera?
Yo
no sé cuál es su circunstancia y su entorno, si es creyente o incrédulo; pero
la invitación es a rescatar ese poquito de la creación prefecta de Dios en
usted, capitalizarla, reconocer nuestra necesidad de un puente entre Dios y los
hombres y aceptar por Gracia (gratis) el todavía vigente amor de Él por la
humanidad en Cristo.
PREGUNTA:
Encuentra usted estos vestigios en su vida o en la de los que le rodean?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –