“La mano de nuestro Dios es para bien sobre
todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le
abandonan”
(Esdras 8:22)
Es de esperarse que aquel que da la
espalda a su benefactor, pierda su favor y su respaldo. Sin embargo hay algo
mucho más importante detrás de una relación de este tipo y es la lealtad.
Obviamente este es un principio que ya no se practica en ninguna de las áreas
de la vida cotidiana del hombre y mucho menos en nuestra relación con Dios.
No hablamos solamente del los
incrédulos; pues para ellos, todo esto es parte de su forma de vida; pero
cuando hablamos de los creyentes el asunto es más delicado. El hombre creyente
de hoy suele dejar de lado esta lealtad y se hace más fiel a cualquier hombre
que al mismo Señor.
Con indignación; pero descansando en
el prefecto plan de Dios, vemos como se confía más en lo que dice un hombre, llámese
líder, hermano o pastor de la congregación, que en los parámetros dejados por
Dios en la Biblia. Prima más la opinión de un hombre que saca la Palabra de
contexto para justificar sus actos, que los mandamientos inspirados por el
Creador del universo.
Suena incoherente el comportamiento de
muchos frente a lo que espera Dios de Su iglesia. Como lo hemos afirmado en
varias ocasiones, sería muy interesante ver la cara del Señor frente a este
tipo de conductas que muy poco o nada le agradan. Así y las cosas, cómo esperar el respaldo o la bendición de
Él, si la Biblia dice que: “…Jehová pague a cada uno
su justicia y su lealtad…” (1 Samuel
26:23)
PREGUNTA: Alguna vez se ha sentado a
evaluar su lealtad con Dios?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
