viernes, 2 de diciembre de 2011

VOLUNTAD DE CAMBIO


Todos, hombres y mujeres sin excepción tenemos una lucha diaria con el pecado. Existen unas muy básicas; pero hay personas que lo hacen con el alcohol, la droga o el sexo; y estas son líneas de pecado que afectan directamente a lo que la Biblia llama el templo del Espíritu Santo. “…vosotros sois el templo del Dios viviente,…” (2 Corintios 6:16) Es en estos casos en los que se afecta más directamente su relación con Dios.
Cualquier cosa que se aparte de la Voluntad de Dios en mala. Mentir es otra forma de pecado. Satanás es el príncipe de este mundo y dice la Biblia que”… Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44); pero la mentira no toca el cuerpo para dañarlo. Asunto diferente es la fornicación, el adulterio, el homosexualismo o cualquiera de sus variables: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca (1 Corintios 6:18).
Es en estos casos en los que afectamos directamente nuestra relación con Dios, contristando el Espíritu Santo (entristeciendo/apagando). Existen unos pecados más complicados que otros en su trasfondo. El origen, la consecuencia y el manejo que se les debe dar es diferente; pero un paso básico para salir de esto antes de buscar ayuda es: “reconocerlo, arrepentirse y apartarse”.
Ayuda de quién? De Dios primeramente y luego de un consejero. Dios no va a ayudarnos si no hay voluntad genuina de cambio, pues Él es el único que sabe lo que hay en nuestro corazón. Podemos engañar al consejero, a nosotros mismos; pero no a Dios! “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13)
PREGUNTA: ¿Qué tan genuino es su arrepentimiento y voluntad de cambio?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –