Tal y como lo hemos visto en el pasado: predicar no es para todos. Por una parte no lo es y por otra parece que hay una carencia de formación en los seminarios, que a la gente que allí va sólo se le da la posibilidad de entender un trozo de la Biblia, pero nada de la forma de presentar una palabra expositiva.
En la reflexión anterior hablamos de que esto no es para todo el mundo, y queremos pasar a otro punto que puede estar mostrando los pobres resultados del pulpito de hoy. Sitios desde los que no se logra el cambio esperado.
Y esperado no por nosotros, sino por el Señor. Muchos y sin querer juzgar, se dedican a usufructuar a una congregación, con qué fines?. A Dios se lo habrán de decir, pero no se está cumpliendo realmente con la Gran Comisión.
Y uno se pregunta dónde esta es pasión de la iglesia primitiva y que convertía a miles y que hoy brilla por su ausencia “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (Hechos 2:41).
No estamos exagerando, dónde está la Palabra que transforma y que ha sido reemplazada por el ensamble musical de la semana que solo entretiene a la Iglesia. Donde está el evangelismo de impacto en el que se compartían tratados e invitaciones a la iglesia?.
Suena mal, pero en aquellos lugares sólo se está enseñando una escuela dominical avanzada con cientos de egresados, pero no a predicar e impactar vidas. Tal vez a gente en la que su medida de fe le permita servir en áreas como el seguimiento, la consejería o el servicio, pero no para compartir Palabra.
Una retrospectiva mirando a la Iglesia primitiva o de los siglos pasados nos haría bien, y tal vez poder reflexionar, sobre lo que hace falta en la de hoy. Más Biblia y menos entretenimiento, más Palabra clara y menos actualizaciones que disuelvan el mensaje.
Tantas cosas que hemos perdido de vista y que fueron claves en la formación de lo que hoy es la Iglesia de Cristo. La sencillez de Cristo lo dice todo, y no encontrarnos con el predicador en carros de lujo y guardaespaldas.
Un verdadero siervo de Dios debe andar como lo hizo Jesús y gente. Doce o más que eran sus discípulos y no sus escoltas; pero que se la jugaron por esparcir el Evangelio que hoy conocemos. Por fortuna y aunque con poca memoria, hemos visto a muchos y a lo largo de estos años “subir como espuma y caer como cocos”, sólo eran falsos profetas.
De quien eran, no de Dios seguramente y menos “enviados de Cristo”. Que llegaban a sus conferencias con más exigencias que uno de estos que hoy viven esperando ganar los premios del cine o la música; estrellitas estrelladas!
REFLEXIÓN: Para predicar se necesita por encima de todo a Dios y Su palabra!
REFLEXIONAR ES INHERENTE AL SABIO!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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