martes, 21 de enero de 2025

COMPRAR

El mundo se mueve sobre una economía de consumo, que hace que una multitud coma y viva del resto. En países como Estados Unidos el consumismo es el motor de su economía.

Si la gente no compra nada se mueve, y la comida, los vehículos, los seguros, la ropa y todo lo que se consigue allá, la economía simplemente se frena, decae y fracasa. 

Allá todo el tiempo se debe algo, empezando por el mercado y siguiendo por las hipotecas o los créditos educativos, pero esto genera la dinámica que la hace sostenible.

Otros modelos han tratado de hacer más viable la vida de los pueblos, pero luego de convertirse en corrupción y beneficio para unos pocos han fracasado. Por supuesto ninguno de estos modelos viene de Dios, pero es lo que este mundo caído nos presenta.

No hablamos de no trabajar y producir, pero el Señor en muy claro en nuestra dependencia absoluta de Su voluntad. El perfil del hombre o mujer promedio es trepar y trepar sin lograr satisfacción.

Una persona puede comprar una cama; pero no el sueño, una medicina; pero no la salud y así todo en la vida, pero en lo que tiene que ver con la parte espiritual, puede  tener una religión; pero no la salvación.

Cabe recordar el ejemplo del niño que espera con ansiedad el triciclo que le van a regalar, pero una vez que lo recibe, lo mira, lo monta y disfruta por unos días, para terminar más tarde tirado en un rincón del patio.

Así somos lo seres humanos, podemos tener una confortable cama de tamaño King, con el colchón más suave del mercado y los plumones más frescos; pero a la hora de dormir no conciliamos el sueño.

Comprar y tener no satisface a nadie, menos los excesos y eso es algo que viene con la naturaleza caída que tenemos. Es parte característica de una condición que heredamos de Adán y Eva.

A ellos no les faltaba nada, con todo y eso buscaron lo que no se les había perdido. Lo buscaron en el lugar y en la persona menos indicada. En aquel que se había revelado de un lugar de privilegio delante de Dios.

“El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello,” (Eclesiastés 6:2a). Parece más que familiar este verso, y tiene tanto de vigente como el mismo tiempo de la humanidad.

Uno de los aspectos que nunca ha faltado con el nombre de codicia, se vende hoy como éxito, pero sin saber que “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad(Eclesiastés 1:2).

REFLEXIÓN: La vida es más que comprar y poseer, es poner la mirada en el dueño de todo!

REFLEXIONAR ES INHERENTE AL SABIO!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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