domingo, 29 de diciembre de 2024

TRASCENDER

En el mundo se habla de que todo hombre debe plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo, esto como condición para trascender en la vida y en el futuro de la sociedad. Pero es bueno preguntarnos aquí y muy al interior de la familia, hasta qué generación de nuestros ancestros recordamos con nombres y apellidos.

En la práctica nos encontramos, con que si bien nos va lo hacemos hasta los bisabuelos y nada más. Tengo una prima que está dentro de los mayores de esta generación y me parece interesante escuchar sus relatos sobre algunos antepasados.

Por razones obvias ella es portadora de un bagaje que yo no poseo, pues cuando ella ya era señorita casadera, yo apenas caminaba. Esta diferencia de tiempo, aunada a una buena memoria hace que ella pueda compartir historias de la familia con nombre propio.

También es de esperarse, que en razón de sus años ya empiece a tener más recordación de esos eventos y personajes de cuando era joven que del mismo presente, y es así como cada vez que nos vemos me cuenta las mismas historias.

Esto en el mejor de los casos, pero la verdad es que nadie y de acuerdo a estadísticas va más allá de dos generaciones. Lo que quiere decir que aquel árbol y el libro, llegaran más allá que la recordación del mismo hijo del hijo.

Seamos honestos y digamos que en muchos de los casos, los hijos prefieren hacer una laguna consciente o inconsciente de lo que fueron sus padres. Es una lástima, pero sí podemos citar un ejemplo de alguien, que sin árbol ni libro, pero con algunos hijos dejó un gran legado de la mano de Dios.

Se trata de Abraham y su herencia de fe, no sólo para los suyos que se han convertido en una gran nación como lo prometió el Señor, sino que su fe ha trascendido a millones como también lo prometió Dios “…Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo,” (Génesis 17:7).

A esto sí le puede llamar trascender, no solo a sus hijos, nietos o a su pueblo, sino a usted y a mí apreciado lector. Pero a los que con la ayuda del Señor y nuestro compromiso conocerán de Cristo y Su salvación.

En ese orden de ideas, miremos objetivamente lo que sí valdrá la pena hacer para que pasemos a ser parte de la historia de la iglesia; para que seamos parte de los nombres del Libro de los Hechos, y aún más importante, del Libro de la Vida.

Nada, ni nuestro nombre, ni nuestro estudio o nuestra fortuna material, nos hará trascender más allá del día de nuestro funeral.

REFLEXIONAR ES INHERENTE AL SABIO!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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