jueves, 5 de diciembre de 2024

CONTENDER I

El diccionario de la Real Academia Española nos muestra varias acepciones como resultado del verbo intransitivo “contender”. Entre ellas encontramos discutir, contraponer altercar, pelear, combatir y otras más.

Como resultado de la traducción y el origen de la palabra del griego y el hebreo, para nuestra aplicación bíblica nos concentramos en una que lo resume todo en este verso: Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne;…” (Génesis 6:3).

Este verso no es el único en el que la encontramos tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento; pero siempre asociada con la casi “natural” oposición del hombre hacia la voluntad de Dios.

El verso anterior nos muestra cómo Dios toma la decisión de acortar el tiempo de vida del  hombre por su condición obstinada de pecado. Es de recordar que los primeros hombres vivieron mucho tiempo, como un Matusalén que llegó a los 969 años.

Este tiempo de vida sería muy interesante si se hiciera en la voluntad de Dios, pero en las condiciones en que lo hacemos hoy sería un desastre.

En otra oportunidad aunque de manera implícita, vemos que el Señor a pesar de todas sus misericordias se cansa por así decirlo del pecado y decide la destrucción Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser,…y he aquí que yo los destruiré con la tierra” (Génesis 6:12,13).

Para el caso que nos ocupa en esta reflexión, tenemos para usted una sencilla pero determinante pregunta. Encuentra usted alguna similitud entre esos tiempos y los que vivimos hoy?.

En tiempos de Noé ya habían transcurrido 18 generaciones desde la Creación, y cálculos hechos nos hacen pensar que la población total de la tierra de ese tiempo estaba en unos 1.030 millones de personas.

Hoy ya somos algo así como 8.000 millones y la realidad que nos circunda es de la misma corrupción o peor. Al presente lo único que retiene al Señor de una nueva destrucción, es la llegada de “esa” alma que llenará el cupo por así decirlo, del Arca de la Iglesia y la subsecuente aparición de Cristo para llevarse a Su pueblo.

Los tiempos son malos y usted todavía está ahí sin creer o reconocer a Dios en su vida. Si usted fuera el Señor, que lo detendría para acabar con esta tierra otra vez?. Como les decimos, solo falta que se den algunos eventos puntuales y listo.

REFLEXIÓN: La maldad de hoy sobrepasa con creces la del tiempo previo al diluvio!

REFLEXIONAR ES INHERENTE AL SABIO!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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