martes, 6 de febrero de 2018

JOLGORIO O LÁGRIMAS



Por estos días y reflexionando sobre el verdadero sentido del nacimiento, ministerio y sacrificio de Cristo, nos encontramos con que la mayoría de la gente se ubica y eventualmente identifica con sólo una de sus etapas.
La mayoría se queda en el nacimiento y lo que hoy por hoy representa la navidad. A quién no le gusta el jolgorio de este tiempo, los regalos y vacaciones en que se ha convertido. No importando si éste tiempo está más orientado a emociones que a verdades, pensaríamos que la gran mayoría se queda con esta.
Han pasado sólo algunas semanas luego desde la última y la gente ya está pensando en la próxima. Se anhela tanto que ya no comienza a mediados de diciembre, sino que en los hogares se visten el árbol, los adornos y el pesebre desde comienzos de noviembre. Hasta finales de enero y hay quienes todavía se resisten a retirarlos.
Esta es una realidad que toca la economía, pues a excepción de los comercios todo se ve afectado. Muchos se demoran en retomar sus responsabilidades y en este orden de ideas, nos encontramos con que el año sólo tiene solo diez meses productivos.
Otros se quedan con el ministerio Jesús y del que algo toman; les agrada leer o escuchar sus enseñanzas; pero nadie las aplica. Que lindo mensaje dicen, que líder tan especial era Jesús; no obstante Jesús no era, Jesús ES y estamos llamados a vivir como Él lo hizo.
No termina la navidad y ya se espera la llamada semana santa, en la que se planea otro receso de vacaciones y diversión. En el mejor de los casos algunos se dedican a la religiosidad o se ven conmovidos por las escenas en cine o televisión que representan esta tragedia.
Pueden darse hasta lágrimas frente la cruda representación del maltrato de Dios hecho hombre; pero por más lágrimas que caigan, el tema no pasa de ahí. Ni siquiera hay una real conciencia de que Cristo es Dios hecho hombre.
No se trata de sólo simpatizar con alguna de estas etapas, se trata de entender las implicaciones de la venida de Cristo. Él no vino a generar alegría en diciembre o ser causa de lágrimas en semana santa; vino a propiciar la salvación de la raza humana.
Todo el que acepta su condición de pecado y recibe el nombre de Jesús será de la familia de Dios “…para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16).

 Que el regreso bíblico de Cristo, no lo encuentre apreciado lector de jolgorio o lágrimas y sin definir de qué lado quiere estar.
REFLEXIÓN: Las emociones no pueden decidir la eternidad de nadie!
REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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