martes, 9 de enero de 2018

SIN PENSAMIENTOS



Para el hombre común acostumbrado a “pensar, opinar, influir y ser el protagonista del mundo”, debe ser muy complicado aceptar que le digan que nada es de él. Contrario a esta triste posición, nos encontramos con la humildad de un hombre como el apóstol Pablo.

Por siglos el hombre ha querido ser el protagonista de la historia y de hecho lo ha logrado; pero en los más tristes términos, por que ser protagonista de la miseria de la humanidad no es para nada halagador.

No obstante quiere seguirlo haciendo y vemos la codicia de poder y riqueza de los líderes en las naciones; no acaban de dejar la presidencia de un estado y quieren seguir manipulando las decisiones que son propias del nuevo gobierno. Triste condición la del sujeto promedio que con dinero, con poder o no, pretende sobresalir a costa de cualquier cosa.

Opuesto a esto encontramos una sana y santa posición de Pablo, un hombre que en sus propias palabras de se describe como el más pequeño. Es de exaltarse su repetido comentario en el Nuevo Testamento y lo podríamos asociar con una especial madurez, sin embargo él mismo lo atribuye solamente a Dios.

En este mismo sentido se expresa un conocido expositor de la Biblia y hace énfasis en que todo lo que dice proviene de Dios. Alguien le exaltó alguna vez por sus acertados comentarios bíblicos, a lo que respondió con seguridad: “La verdad es que no creo tener o haber tenido un pensamiento propio en la vida”.

Toda la gloria, honra y honor a Dios debe ser el pensamiento y palabra de cada genuino servidor en la Obra, y esto contrasta claramente con muchos que tristemente atribuyen sus logros a la universidad, al seminario o a la experiencia.

Serán confiables aquellos que se enorgullecen del mundo y sus logros; me permito recordar, que para Dios todos somos como trapos de inmundicia, que la iglesia está conformada de pecadores arrepentidos y pretender mostrarnos como autosuficientes es parecernos a Satanás.

Éste autosuficiente fue el primero en salir del cielo con los que le siguieron, y ese ejemplo debería sernos suficiente, para tener temor y temblor en nuestras afirmaciones. Que cada uno de nuestros logros sea atribuido  a la obra de Dios y nunca pretender hacerlos nuestros.

Nuestros desatinos como todo lo que vemos en el mundo indudablemente son nuestros; pero  a cada uno lo que corresponde “Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaron de él” (Marcos 12:17).

REFLEXION: A cada uno lo que corresponde y la Gloria es sólo de Dios!

REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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