En
el mundo encontramos dos tipos de personas, aquellos que creen con facilidad y
los que se resisten a hacerlo; pero porqué aunque parecen dos posiciones obvias
y aceptables, entramos en un terreno peligroso.
Por
una parte y de acuerdo a lo que expresa la Biblia, creer y aceptar por fe lo
que allí está consignado como el plan de Dios, es el propósito de la vida del
hombre y por el contrario el que se resiste a hacerlo está fuera.
Fuera
de la salvación; pero no del plan de Dios, que no sólo incluye un cielo y
tierra nuevos para la iglesia de Cristo (los creyentes); sino un lago de fuego
o lugar de eterna expectación para aquellos que rechazaron al Salvador (los
incrédulos).
Por otra parte está el segmento de
aquellos que creen cualquier cosa y ponen su confianza en pensamientos o filosofías
de hombres con los resultados propios de algo errado. Prefieren acudir a tendencias
que por antiguas que sean, no ofrecen lo que sí ofrece la Biblia “Esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí” (Romanos
1:12).
No
obstante la pregunta principal de esta reflexión
subsiste y es porqué les es más fácil a algunos creer la verdad y la mentira a los
otros. Los dos grupos están haciendo uso de su capacidad de creer o no; pero sí
hay un factor que determina la diferencia.
La fe es un don de Dios y como regalo
del Creador, tiene el poder para determinar cuáles miembros de este total
tienen un corazón dispuesto y cuáles no. Así como Dios conocía la diferencia de
corazón entre Caín y Abel; Él tiene el control de la humanidad entera “Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree
sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio” (1 Corintios 3:18).
Es
interesante aclarar, que Dios ha hecho un llamado general a la humanidad para salvación
ofrecida en su Hijo; pero que no todos lo van a aceptar. El porqué es un
misterio que sólo entenderemos cuando estemos con el Señor y que por lo pronto
aceptaremos de la misma forma como hemos creído su plan, por fe.
Hay
un pequeño segmento de la humanidad que vale la pena tomar en cuenta y es aquel
que se declara ateo, compuesto por aquellos que simplemente no tienen la
claridad de mente y corazón para aceptar algo. Prefieren negar a Dios que
comprometerse con Él, optan por pegarse de cualquier excusa para no dejar su
pecado; pero siempre terminan por aceptar la presencia de Dios en su lecho de
muerte.
REFLEXIÓN:
Para creer no hace falta más que despojarse de lo que no se tiene!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡COMPARTA DE GRACIA, LO
QUE DE GRACIA RECIBE!
Síganos
en Twitter:
@ReflexionBi