Todo lo que tiene que ver con el plan
de Dios para la humanidad está en la Biblia; está tan claro que cualquier manual
del mundo se le queda corto. La gente del común dice frente a sus problemas,
que nadie enseñó cómo ser padres, esposos, hijos, empleados, empresarios o
cualquiera de los roles de la vida.
Si se hubieran detenido un momento al día para
estudiar la palabra de Dios, se encontrarían con algo diferente y que para cada
actividad y momento de la vida, se encuentra la explicación e instrucción
adecuada.
Eso en lo que tiene que ver con la
cotidianidad del día a día; pero la Biblia tiene un importante mensaje que va
más allá de los afanes propios del vivir. Como primera medida resume el objeto
de la vida para el ser humano y no es precisamente para este mundo.
Muestra con una claridad pasmosa el
para qué de la vida terrenal y la importancia de enfocarnos a la eternidad y no
a lo que vemos hoy. No obstante se toma el trabajo de dar las indicaciones para
cada etapa de esta.
Así y las cosas, el hecho de que usted
o yo aceptemos sus condiciones ya no es responsabilidad del Señor. Cuando usted
compra un televisor, en el almacén, lo entregan con su manual de instrucciones,
lo asisten en calidad de garantía por un tiempo; pero si usted no sigue las
indicaciones del manual ya es problema suyo.
Por estos días le comentaba a una
amiga mi sentimiento de impotencia al verla luchar con su vida, luego de
explicarle en repetidas ocasiones la verdad bíblica para ella y el resto de la
humanidad.
Se me sale de las manos el hecho de
que no pueda entenderlo y es el caso de muchas personas que me rodean. Tengo muy
claro que el único que puede persuadir a alguien de la salvación es el Señor y
también sé que no todos los llamados llegarán. Duele, por que así como un día
Dios tuvo compasión de un perdido como yo, también quisiera que ellos llegaran
a la verdad y por ende la vida eterna.
Ahora viene el meollo de la reflexión de hoy: Que pasará cuando
estas personas que han tenido las mismas oportunidades que yo en cuanto a
aprender de la salvación de Cristo, lleguen delante del Padre y se les pregunte
porqué no aceptaron sus indicaciones?
Es difícil pensar en esto, las
implicaciones son infinitas como infinito es también el tiempo que tendrán para
vivirlas “El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el
nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18).
Ya no habrá marcha atrás y simplemente lo que hoy Dios da por Gracia (regalo)
ya no se podrá obtener ni con todo el oro del mundo.
No servirán los esfuerzos propios, las
obras altruistas o la caridad con que se pretender comprar los favores de las
religiones. Así como no sirven en la actualidad, allá tampoco servirán.
REFLEXIÓN: Un manual sin leer es un
libro muerto, una Biblia sin estudiar es la muerte misma!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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