jueves, 25 de enero de 2018

QUIEREN PRUEBAS?



Reflexionando sobre Noé, sus hechos y las implicaciones que tuvo para la humanidad; no tenemos  que pensar mucho para ver el nuevo comienzo que hizo el Señor a través de él y su familia; podríamos decir que ya no somos hijos de Adán, sino hijos de Noé.

El alejamiento de Dios de los hombres de su tiempo, lo llevó a considerar y ejecutar la destrucción de todo lo creado. Sólo Noé con su familia, acompañado de pares de toda especie animal, tanto para el sacrificio como para repoblar fueron los sobrevivientes al diluvio.

El tema tiene tanto de largo como de ancho y es importante notar que el mal no fue arrancado de raíz a pesar de la destrucción. Si este hubiera sido el propósito, Dios no hubiera tenido problema en poner una nueva pareja en la tierra; pero encontró un hombre de corazón recto para dar una oportunidad y hacerle reingeniería a su proyecto.

En tiempos de Noé la humanidad estaba pervertida y alejada de Dios; no obstante esta sociedad no tenía ni el 5% de la historia y bagaje perverso de la sociedad de hoy. Había corrupción, pero no al punto en el que la encontramos hoy; el hombre lo está, la tierra, el mismo universo promete unos cambios catastróficos que estaban muy lejos de suceder en ese entonces.

A nivel de personas la corrupción y como lo describe la Biblia proféticamente, ha permeado absolutamente todo; desde el niño hasta el anciano, desde el pobre hasta el rico, desde la religión hasta la misma “iglesia” y el asunto es de carácter irreversible, salvo para los que creen genuinamente en Cristo.  

Así y las cosas pretendemos ignorar lo que se viene; no se vivía en el caos actual y algo importantísimo, no se tenía toda esta referencia Bíblica, que debería servirnos para que “soldado advertido no muera en guerra”.

Luego del diluvio, Dios dejó el arco iris como señal de que no destruiría la tierra con agua nuevamente, pero dice que lo va a hacer por fuego; es absurdo ignorar el calentamiento global, las sequías, los incendios, los ríos y lagos que han desaparecido, los terremotos, las erupciones y tantas otras cosas.


La verdad es que nos estamos comportando como necios y no hay excusa; hemos sido advertidos con siglos de antelación y no queremos volver la mirada a Dios. Contrario al apenas natural buscar de un Padre, nos hemos alejado; el hombre común dice que no hay Dios y en el mejor de los casos practica unas religiones que mitigan conciencias, pero no salvan “La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.” (Salmos 36:1).

REFLEXIÓN: Sin señales hubo destrucción, con señales será peor!

REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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