“Luego
se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien. Hoy es día de buena nueva,
y nosotros callamos; y si esperamos hasta el amanecer, nos alcanzará nuestra
maldad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey.” (2 Reyes 7:9)
Hacemos
esta exhortación a usted que es parte de la iglesia local y se congrega domingo
a domingo; pero que debe seguir siendo Cristiano el resto de la semana. No le
hablamos a aquel que no conoce el Evangelio, y lejos está de saber las
bendiciones y deberes con Dios.
Hablamos
de esto por que pareciera que el señor Jesucristo sólo vive en ciertos
creyentes el día en que se congregan o en las actividades de sus respectivas
iglesias. Una vez dejan el templo se convierten en esos famosos “agentes
secretos” que por pena, pereza o falta de convicción; no comparten del Señor y ni
siquiera conocen o saludan en la calle al que abrazaban pocos minutos atrás en
la congregación.
Es
triste pensar en la falta de compasión por el perdido y que guarden para si, algo
tan preciado como la salvación en Cristo. Hay que preguntarse si han entendido
entre otros la parábola de los talentos en Mateo 25, o el relato de los leprosos en 2
de Reyes. Cuando su ciudad y su gente morían sitiadas en la guerra contra los asirios, estos pobres individuos entendieron las consecuencias en Dios, que podría tener
el no compartir lo que habían encontrado.
Existen
tantos ejemplos en la Biblia que vale la pena considerarlos y reflexionar sobre
las implicaciones de algo que puede afectar nuestra vida eterna y la de muchos
otros. Todo luce bien y confortable mientras se está en medio de la iglesia el
domingo; pero qué hay del resto de la semana?
PREGUNTA:
Sigue usted siendo parte de la iglesia el resto de la semana?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡SI EN ALGO LE HA ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO
OLVIDE COMPARTIRLA!