“El que hace caso
del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso
del día, para el Señor no lo hace, El que come, para el Señor come,
porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y
da gracias a Dios” (Romanos 14:6)
Es
más fácil para usted sentir compasión por un incrédulo frente a su pecado, o por
un creyente frente a sus diferencias doctrinales?. El asunto es muy claro en el
verso que nos muestra Pablo y deberíamos partir de que cualquiera sea el caso,
el creyente no importa su tendencia doctrinal o su posición frente a ciertos
asuntos, es nuestro hermano y siempre hace las cosas para Dios.
El
incrédulo en su falta de conocimiento sobre la Palabra y a pesar de su pecado;
salvo casos específicos, trata de hacer siempre lo mejor. Sin embargo nos
encontramos con que frente a una diferencia el creyente toma distancia.
Obviamente
si la diferencia implica pecado en el hermano y luego de llamarlo al camino
persiste en practicarlo, lo mejor es tenerlo como pagano, sustraerse de su
compañía; pero no juzgarlo y menos por una diferencia doctrinal.
En
la cultura anglosajona y frente a estas diferencias, su cultura invita frecuentemente
a la obediencia, se liman las asperezas y se perdona; pero con el latino es
diferente. En la cultura latinoamericana, las diferencias se van a lo personal,
se termina en rencor y falta de sanidad espiritual.
Es
muy importante la obediencia con Dios en este punto, pues lo único que logra es,
romper la fluidez de nuestra relación con Él. Pensar en que todos los creyentes
somos hijos de un mismo Dios, lavados con la misma sangre de Cristo y en
consecuencia miembros de la misma familia.
En
toda familia siempre habrán diferencias; pero no por estas van a dejar de ser
familia.
PREGUNTA: Se
ha sentido alguna vez marginado por su posición doctrinal?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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