En la vida espiritual del cristiano ha
mediado un elemento básico y es la
misericordia de Dios. Sin ésta no experimentaríamos vida y menos nos
llamaríamos hijos de Él; sería como esperar que nuestras faltas y pecados se
cubrieran solas o con obras.
La Biblia dice que sus misericordias son
nuevas cada mañana y de verdad las experimentamos cuando vemos cómo fallamos
constantemente y aún existimos “…porque
nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana“(Lamentaciones
3:22,23).
En el relato hecho por Pablo en Romanos 7, nos
hace una perfecta descripción de nuestra incapacidad para vivir alejados del
pecado. En este orden de ideas cómo concebir que estemos vivos al final de cada
día cuando pecamos de manera diferente y reincidente.
Como creyentes conocemos del tema,
pero el incrédulo simplemente lo atribuye a la suerte. En la antigüedad y por
cada pecado en el pueblo frente a leyes de Dios en Levítico, el individuo debía
ser cortado (muerto) y listo.
Él quiere que nosotros vayamos más
allá, que seamos conscientes y busquemos agradarle; pero es algo que sólo
logramos conocedores de la verdad bíblica y hace que como creyentes tengamos esperanza
y los incrédulos no.
Pensamos que es lastima, pero no, es
compasión (Mateo 9:36); Él quiere formar un
pueblo y que nosotros también la experimentemos por los perdidos, así como el
samaritano la sintió por el moribundo del camino.
Cuando veo una mujer pobre con sus
pequeños en la calle pidiendo limosna, tengo que morderme la lengua y darme un
golpe en la pierna frente a esta situación. Cómo acabar con la necesidad de
muchos sin caer en la explotación a la cual son sometidos.
Esta es una de esas ocasiones en que
se experimenta ese sentimiento que va más allá de la lástima y que se parece a
la misericordia de Dios. Mirar al que no conoce a Cristo sabiendo que se va al
infierno, debe ser una prioridad para nosotros.
Necesitan saber lo que usted y yo
sabemos; lo que el hombre rico supo tarde en el relato de Lázaro y el rico. Este
es un tiempo de actuar y buscar a los perdidos en la medida en que podamos; no
como pastores, evangelistas o misioneros, sino como vecinos, compañeros de
trabajo o estudio.
Jesús la experimentó repetidas veces, pensar
que nosotros tenemos un panorama similar al ver a tantos perdidos y no hacemos
nada.
REFLEXIÓN: Que la vida no se nos pase sin conocer y sentir la
compasión!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN
REINA-VALERA 1.960 –
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