En la vida del hombre creyente, se ven
muchas situaciones para las que el Señor siempre tiene una solución, respuesta
o complemento. No existe tratamiento en la vida de éste, en el que Dios no esté
sacando provecho.
El Señor siempre tiene un propósito de
formación en todo lo que permite y aún en las situaciones asociadas a pruebas o
tentaciones, Él está presente con su apoyo “No os
ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no
os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1
Corintios 10:13).
Todos debemos sortear diferentes
situaciones en el diario vivir y la Biblia nos enseña a proceder desde los
gestos, miradas, palabras o acciones. Este verso es muy amplio y necesita ser
tenido en cuenta, especialmente cuando uno se siente solo frente a algo.
Es claro que el inconverso sí está
solo con sus problemas, angustias y sin esperanza, pero el hijo de Dios está bajo
la cobertura del Padre y de ahí, que siempre haya una solución para cada caso
por complicado que parezca.
Es apenas obvio que surjan situaciones
complicadas y más cuando Dios mismo advierte sobre el hecho de mantenerse fuera
de estas. Bien sabido es que aquel que resbala fácilmente no debe acercarse a
las arenas movedizas, y cuando se incurre en alguna situación voluntariamente
se está tentando al destino mismo.
Hace mucho tiempo un joven “creyente”,
me preguntaba si Dios le protegería al entrar en una discoteca; la respuesta
era apenas obvia: Dios no entra a sitios en los que reina Satanás con alcohol,
droga o sexo y si una persona lo hace, debe asumir la responsabilidad por lo
que ocurra allá dentro.
No podemos asumir que Dios está usando
también un sitio de estos, para probar nuestro carácter y exponernos
deliberadamente. La Palabra dice claramente que no se ha de tentar a Dios (Mateo 4:7).
Un viejo relato sobre esto nos dice
que un niño mirando una vela prendida le preguntaba a su madre si podría meter
el dedo. Su madre le contestó en repetidas ocasiones que no; pero la tentación le
pudo y por fin se quemó.
Así somos los seres humanos, somos
advertidos de muchas formas por Dios sobre los temas propios de la vida, no
obstante nos empecinamos en hacer lo prohibido, lo que no edifica; lo hicieron
Adán y Eva (Génesis 2:16,17), y no hay
prueba más clara de nuestra herencia de pecado adquirido, que el que hecho de
que nosotros sigamos haciendo lo mismo (Romanos 6:23).
REFLEXIÓN: Que una simple pero
destructora tentación no nos separe de Dios!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡COMPARTA DE GRACIA, LO
QUE DE GRACIA RECIBE!
Síganos
en Twitter:
@ReflexionBi