Cuando planeamos un viaje de placer o de trabajo como parte de nuestra vida, de alguna manera tenemos la certeza del día y la hora. Tan pronto hacemos la compra de boletos, la aerolínea nos envía la confirmación y unas horas previas al mismo podemos tramitar el pasa bordo.
El día de ayer con la iglesia recordábamos aun buen amigo y hermano que se fue en cuestión de dos semanas. Aunque no tengo detalles, sabemos que adquirió una bacteria de carácter respiratorio y la verdad es que a estas alturas y en tiempos post-covid, ya no sabemos lo que realmente nos afecta en un proceso de resfriado.
Por otra parte, él era médico y especialista en cuidados paliativos en una institución de tratamiento para el cáncer. En cuestión de horas, si no de minutos pasó de ser tratante a ser tratado.
Querido por todos y sin alcanzar los cuarenta años, había servido con su profesión y su fe a varios ministerios de la congregación, y cualquiera se preguntaría por qué. Sabemos que con el Señor no hay un por qué o un para qué, sólo debemos ejercitar la agradecida aceptación de Su voluntad.
Y para esto encontramos un pasaje que nos insta a reflexionar y a entender que así no sea parte de nuestra iniciativa, Dios ya tiene un pasa bordo listo para cada uno de nosotros “Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo…Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron…Y se apareció Jehová y la columna de nube se puso sobre la puerta del tabernáculo” (Deuteronomio 31:14,15).
Que alegría saber que Dios tiene programada hasta nuestra partida de este mundo, esto es algo que yo con temor, pero con mucha alegría anhelo desde hace años cuando conocí a mi Salvador.
Le decía a mi señora que yo con gusto hubiera cambiado de pasaje con este varón que a nuestros ojos se fue prematuramente. He tenido el privilegio de ser hijo de Dios por muchos años, y aunque con luchas, considero que ya mi tarea está hecha en este mundo.
He tenido un lindo hogar con mi esposa y mi hijo, él ya es una persona productiva y sobre todos dedicada al ministerio. Los he acompañado para afirmarse en el Camino a los dos y he tenido el privilegio de servir de varias maneras al Señor.
Condiciones que aún no había surtido este querido hermano con algo así como diez años de matrimonio y dos pequeños que sólo quedan con su madre. Yo sé que todo está previsto por el Señor “Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas” (Jeremías 49:11).
No sé qué maravilloso propósito hace que el Señor no me llame a abordar todavía, tal vez sea el de tener la oportunidad de ser su instrumento otro rato; no sé por qué este hermanito se fue tan joven; pero lo que sí sé, es que el pasa bordo de cada uno de nosotros ya está impreso.
Hoy en un vuelo comercial apenas se puede llevar una maleta pequeña o un morral, salvo que usted pague por una grande. Qué tanto ha aligerado usted su maleta para este llamado que puede ser hoy mismo, la única forma de hacerlo es con Cristo en el corazón!
REFLECIÓN: La maleta debe ser más liviana, que la que se puede llevar hoy en un avión!
LA REFLEXION ES PARTE DE LA VIDA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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