Detrás de una queja en el caso de Marta, hermana de Lázaro, el amigo de Jesús, encontramos algo mucho más de fondo y en lo que deberíamos reflexionar. No sólo en el episodio en casa de estos tres hermanos; sino en nuestro diario vivir.
“Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (Lucas 10:40- 42).
Definitivamente María sabía lo que estaba haciendo y en su cabeza no rondaba nada más que la idea de estar a los pies de su Salvador. No había cocina, oficina, negocio, estudio o compras por hacer que le pudieran robar la atención.
Las ocupaciones del mundo siempre han estado por delante en la vida del ser humano; no importa si el relato de Lucas es dos mil años atrás, si era en el tiempo de Noé o en el cambiante mundo de hoy.
Nada hay más importante que nuestra vida delante de Dios, nada puede distraernos de nuestro verdadero propósito para el que hemos sido puestos en la tierra. No obstante esa es la carrera diaria de cada persona.
El día de ayer y como ocurre todos los días con miles de personas, murió un querido amigo y hermano de nuestra congregación. Un varón que servía desde su profesión de médico a sus pacientes, pero que tenía la prioridad del servicio con la iglesia.
No alcanzaba los cuarenta, con unos diez años de matrimonio y dos niños que tendrán que seguir adelante sólo con su madre. Asuntos como estos nos hacen pensar y sin cuestionar al Señor, sólo nos llama a confiar.
Con gusto hubiera dado mi puesto a este varón para que siguiera adelante con su familia. Yo y con temor lo digo, ya he hecho todo o gran parte de mi tarea. Tengo a Jesús como mi Salvador, he apoyado a mi esposa e hijo en el Camino, me he gozado sirviendo en la Obra y mi mayor deseo es estar con el Señor.
Pero los planes de Dios difieren normalmente de los nuestros y algo ha de faltar por hacer, así como en la vida de este hermano al que decidió recoger de este mundo súbitamente. Él debe estar feliz con Su Señor, y nosotros, los que aún quedamos, seguiremos viviendo en la esperanza de seguir sus pasos.
Nuestra oración por supuesto, es la de pedir al Señor consuelo para su familia y entender, aunque a veces duro, que Él tiene un propósito en todo por difícil que parezca al momento.
Y por los muchos que aún no le creen al Señor, porque como lo hemos dicho antes, un día todos, absolutamente todos creerán y entenderán Su plan; pero lo triste es en dónde estarán.
REFLEXIÓN: Lo complicado no es morir físicamente, lo realmente terrible es morir espiritualmente!!
“Nada hay más importante que nuestra vida delante de Dios” (Lucas 10:40- 42)
LA REFLEXION ES PARTE DE LA VIDA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡COMPARTIR PALABRA HACE LA DIFERENCIA!