Los derechos del hombre han sido un tema de cientos de años, no exageramos al decir que en toda la historia de la humanidad ha sido el caballito de batalla, para pasar de lo estrictamente justo a libertades que se salen de toda lógica.
Se definen como “libertades y derechos fundamentales que todas las personas tienen por el hecho de existir”. Hasta ahí todo va bien, pero qué ha pasado cuando ya se han sobrepasado los parámetros básicos de la Biblia.
La palabra de Dios es muy clara en todo este tema, pero el hombre siempre trabaja en leguleyadas que ya rayan en lo absurdo, y por eso tenemos las cárceles llenas de inocentes y los corruptos por fuera.
Las calles saturadas de personas que creen tener la razón, el “derecho” para pecar abiertamente, o de simplemente hacer como bueno lo que claramente está mal. Así estamos, pero eso será tema de otra reflexión.
Dentro de este compendio de “derechos”, alguna vez ha pensado en lo que implica renunciar a todos?. No vayamos tan lejos, y menos con todas las cosas absurdas que el hombre tiene hoy establecido como adquiridos.
Lo haría usted como ciudadano promedio?. Si ya los tienen aquellos que no debieran tenerlos y se escudan en esto para agredir el respeto a lo establecido por Dios, qué podemos esperar?.
Hay alguien que renunció a todos, a los básicos y a los que llevan a una persona a una condición de indignidad. Que no se amparó en decretos o sanciones de ley para reivindicarlos, es más, que ni siquiera habló.
Nadie está en la capacidad de despojarse como lo hizo Él “…el cual, siendo en forma de Dios,… se despojó a sí mismo,… se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2: 6-8).
Usted conoce o por lo menos una vez en la vida lo ha escuchado; pero qué piensa de esto?. Alguna vez contemplaría hacerlo por iniciativa propia como lo hizo Jesús?. No lo creo, menos morir por una humanidad corrupta como la nuestra.
Y no se trataba de un hombre común, era el mismo Dios “…no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,…y estando en la condición de hombre,…” (Filipenses 2: 6 - 8). Bien vale la pena que reflexione sobre esto.
Que todo un Dios venga y renuncie a todos sus derechos para darle a usted lo más importante de la eternidad. Ser perdonado y admitido en Su casa, en la familia de Dios.
Ojalá se tome un rato y reflexione, un día ya no habrá siquiera tiempo de hacerlo.
REFLEXIÓN: Que alguien venga y pague por mi almuerzo es una atención, pero que venga y pague por mi pecado…!
LA REFLEXION ES PARTE DE LA VIDA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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