“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y
cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo
secreto te recompensará en público” (Mateo 6:6)
Años
atrás cuando la única opción de comunicarse era un teléfono fijo o una visita,
se sentían menos el rechazo, la grosería o indiferencia. Al marcar se dejaba
timbrar en varias ocasiones y si no había respuesta, la impresión era
simplemente de “No están”.
Hoy
el asunto es distinto, pues en el celular, correo o redes sociales se sabe
cuando lo mandan a buzón o lo leen y en resumidas, uno sabe cuando es rechazado.
Ocupación,
egoísmo, grosería, mala educación o cualquiera sea el motivo, el hombre siempre
tendrá una excusa para posponer la necesidad del otro. Hace años me encontré
con un pastor que al momento de solicitar hablar con él unos minutos,
simplemente me mandó a hablar con su secretaria. No ha sido la única experiencia
y este es el comportamiento aún en la iglesia de Cristo, cuando al que está en
necesidad se le dice: “Por favor llámeme a la oficina y en horas hábiles”
Sin
embargo vemos en la Biblia que el señor Jesús siempre estuvo disponible para el
que lo necesitaba. Vemos que Dios siempre está listo a escucharnos. Obviamente
su posibilidad de Omnipresente se lo permite; pero qué hay cuando el necesitado
toca a mi puerta o al celular?
Gracias
a Dios, por que en Él siempre encontramos la escucha, el consejo, la ayuda, la provisión,
el consuelo y sobre todo con un carácter oportuno, inmediato, ya mismo y no “nos
manda a buzón o a llamar a Su secretaria”.
PREGUNTA:
Que siente usted cuando lo mandan a buzón?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –