jueves, 22 de febrero de 2018

ZAPATERO A TUS …



Los cristianos de hoy que viven en sociedades democráticas y llamadas pluralistas, no deberían aspirar a cargos públicos de elección. Lo que vivimos es parte del plan de Dios y nadie debe pretender cambiar lo incambiable.

Esto implica ingresar a la política con sus maquinarias gastadas y corruptas; pero podrán conjugar los principios de Dios con esos manejos?.
La democracia no pasa de ser un sofisma en el que se involucra el sentir popular y se le hace creer que ellos eligen; pero los que definen quienes son los gobernantes son esas maquinarias.

Mardoqueo era el primer ministro en un gobierno, donde su palabra llegó a ser ley tras una paciente lucha llevada a cabo por Dios mismo. La iglesia de Cristo también puede vivir su fe de tal manera, que el poder de Dios se vea en sus vidas y el enemigo aprenda en la diferencia.

Cada vez que la iglesia ha tratado de usar las armas de este mundo para pelear sus batallas, las consecuencias han sido desastrosas. El caso de hoy no es diferente, es sólo que no debemos permitir la manipulación de unos pocos con intereses personales.

Lo que funcionó con los enemigos de Israel en tiempos del rey Asuero, fue más el temor a Dios que el mismo decreto del segundo al mando. 

Muchas denominaciones lanzan o apoyan candidatos con sus votos; será que esto está en la Biblia y no lo hemos visto. Tal parece que ellos sí lo vieron, así como también han experimentado sus consecuencias.

Otro ejemplo del creyente mezclado con el mundo lo encontramos en Lot y vemos el fin que tuvo. La Biblia relata que llegó a ser una persona influyente a nivel político, pero nunca se quitó el estigma de extranjero como suele pasar a los inmigrantes de hoy. Cuando llegaron los emisarios de Dios para salvarle, éste pueblo corrupto lo rechazó recordándole que no era parte de ellos.


No hace falta buscar mucho para encontrar a políticos que se llaman cristianos, mientras que a lo que estamos llamados, es a orar los gobernantes del mundo “Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra” (Tito 3:1) y a sujetarnos a las autoridades por malas que sean. Es más visible el mal que se hace a la fe con esos cargos que el poco bien logrado para el pueblo.

REFLEXIÓN: Los principios de Dios no van con los del mundo!

REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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