Los cristianos de hoy que viven en
sociedades democráticas y llamadas pluralistas, no deberían aspirar a cargos públicos
de elección. Lo que vivimos es parte del plan de Dios y nadie debe pretender cambiar lo incambiable.
Esto implica ingresar a la política con
sus maquinarias gastadas y corruptas; pero podrán conjugar los principios
de Dios con esos manejos?.
La democracia no pasa de ser un sofisma en el que se involucra el sentir popular y se le hace creer que ellos eligen; pero los que definen quienes son los gobernantes son esas maquinarias.
La democracia no pasa de ser un sofisma en el que se involucra el sentir popular y se le hace creer que ellos eligen; pero los que definen quienes son los gobernantes son esas maquinarias.
Mardoqueo era el primer ministro en un
gobierno, donde su palabra llegó a ser ley tras una paciente lucha llevada a
cabo por Dios mismo. La iglesia de Cristo también puede vivir su fe de tal
manera, que el poder de Dios se vea en sus vidas y el enemigo aprenda en la diferencia.
Cada vez que la iglesia ha tratado de
usar las armas de este mundo para pelear sus batallas, las consecuencias han
sido desastrosas. El caso de hoy no es diferente, es sólo que no debemos permitir
la manipulación de unos pocos con intereses personales.
Lo que funcionó con los enemigos de
Israel en tiempos del rey Asuero, fue más el temor a Dios que el
mismo decreto del segundo al mando.
Muchas denominaciones lanzan o apoyan
candidatos con sus votos; será que esto está en la Biblia y no lo hemos visto.
Tal parece que ellos sí lo vieron, así como también han experimentado sus
consecuencias.
Otro ejemplo del creyente mezclado con
el mundo lo encontramos en Lot y vemos el fin que tuvo. La Biblia relata que llegó a ser una persona influyente a nivel político, pero nunca se quitó
el estigma de extranjero como suele pasar a los inmigrantes de hoy. Cuando
llegaron los emisarios de Dios para salvarle, éste pueblo corrupto lo rechazó recordándole que
no era parte de ellos.
No hace falta buscar mucho para
encontrar a políticos que se llaman cristianos, mientras que a lo que estamos llamados, es a
orar los gobernantes del mundo “Recuérdales que se
sujeten a los gobernantes y autoridades, que
obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra” (Tito 3:1) y a sujetarnos a las autoridades por malas que sean. Es más visible
el mal que se hace a la fe con esos cargos que el poco bien logrado para el
pueblo.
REFLEXIÓN: Los principios
de Dios no van con los del mundo!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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