martes, 27 de febrero de 2018

TRABAJO EN CASA



Revisando en el perfil de la familia de un líder, nos encontramos con que las cosas no son como bíblicamente se esperan. Cuando se habla de los requisitos para el obispado, una de las condiciones más importantes es “tener a sus hijos bajo autoridad”.

Por el contrario suelen ser niños y jovencitos complicados, que terminan por repudiar ese algo que les ha robado la atención de sus padres y por aborrecer lo que les ha tocado. No podemos culpar al Señor por esto, pero si debemos reflexionar en la forma cómo se asumen las tareas en los ministerios.

En una ocasión y ya lo mencionamos, un pastor pidió levantar la mano a aquellos que no hubiera atendido en su congregación ese año; le sorprendió ver que los únicos que lo hicieron fueron su esposa e hijos.

Tenemos el caso cercano de un pareja que por años dedicó sus dones a servir en el ministerio de jóvenes. Muy queridos y reconocidos por la iglesia; pero con el triste resultado de sus hijos apartados y buscando mundo.

Saber que ayudaron a muchos a encontrar el camino y los amores de su vida se perdieron. Dios es claro en sus instrucciones a todo nivel y debemos hacer uso de Su sabiduría para servirle a Él y no a hombres.

No podemos dedicar nuestro tiempo a servir a los demás, si no cuidamos de los nuestros. No queremos decir que Dios no es lo primero en nuestra vida, pero Él mismo nos los entregó como el primer ministerio y el servicio del cristiano comienza en casa.
Un proverbio chino dice: "Es mejor ser amable en casa que quemar incienso en un lugar lejano" y la Biblia es más sabia cuando dice: "…aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia" (1Timoteo 5:4).


Sé de maestras de escuela dominical, que dejaron su pasión para enseñar, por esos niños que creen que pueden hacer lo que les place. Lo complicado no solo está en que sean así, lo realmente absurdo es que sus padres como líderes y pastores no tienen o no quieren tener la autoridad sobre ellos.

Qué les estamos enseñando en casa; será que somos capaces de persuadir al entorno, pero no tenemos credibilidad con los propios o simplemente nuestras vidas no muestran a Cristo “…no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:27).

Tiempo de examinar y no a los demás, a las cifras de la iglesia en miembros o ingresos; es hora de ver al interior de nuestros hogares y empezar a tener respuestas para Dios cuando pregunte por ellos.

REFLEXIÓN: La tarea dentro de casa no puede ser inferior a la realizada fuera!

REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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