martes, 20 de febrero de 2018

COINCIDENCIA



Todas y cada una de las acciones, palabras y pensamientos de su vida diaria marcan un estilo. A usted se le conoce en un entorno determinado, que puede tener diversos alcances y que va desde su círculo más íntimo de familia en casa hasta la vida pública.

Si se le pide a alguien que lo describa, es posible que lo haga acertadamente y habrá el que puede hacer casi una fotografía verbal con detalles mínimos. 
Esta persona normalmente es el cónyuge y no hay nadie más indicado para preguntar sobre su yo real. Esto es lo que muestra a los que le rodean en su día a día y por más que se esfuerce, no puede lucir lo que no es.

Hay otra cara de la moneda y es la que no importando lo cercana que sea la persona como en el caso del cónyuge, no puede ver. Con tristeza se dan casos de una doble vida, una doble moral en la que parecieran habitar dos personas en el mismo cuerpo.

Esta es la que ve Dios en cada uno de nosotros como creyentes o incrédulos; el único que tiene una lectura real de lo que somos es el Señor. La Biblia dice que a Él no se le puede engañar: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7).


Este conjunto de información lo podemos llamar la radiografía de su vida y sería interesante saber que tanto coinciden la fotografía y la radiografía. La primera puede estar basada en fuentes confiables, pero no exactas; la segunda tiene cada detalle de pensamiento, palabra y acción.

En un mundo descompuesto como el de hoy, esto se convierte en una fuente de esperanza; que el Juicio de Dios será absolutamente y totalmente justo. No será como la “justicia” de los hombres, en la que todos los corruptos salen libres y los pobres son los que terminan en la cárcel.

Encontramos bustos de llamados ilustres en todas las ciudades del mundo; pero que interesante sería ver la radiografía de cada uno de ellos.
Hay casos como el de los líderes religiosos a los que se les guarda la reserva por cien años. En un tiempo así pasan varias generaciones, a las que manipulan y la fotografía no pasa de ser una gran mentira. La historia los mantiene así, hace que todos estos individuos sigan convertidos en los “santos” de la maldad y sólo la radiografía los delatará.

No debemos subestimar la exactitud con la que Dios conoce nuestra vida (radiografía) y con temor y temblor, procurar que ésta se parezca a la fotografía que proyectamos.

REFLEXIÓN: La fotografía debe coincidir con la radiografía!

REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

¡COMPARTA DE GRACIA, LO QUE DE GRACIA RECIBE!

Síganos en Twitter:  @ReflexionBi