“Hijos de los hombres,
¿hasta cuándo volveréis mi honra
en infamia, Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira?” (Salmos 4:6)
En el mundo siempre se han otorgado menciones,
condecoraciones, placas, bustos y homenajes
en vida o póstumos a hombres. Cada año
se postulan hombres, entidades, ciudades o países con el ánimo de recibir
reconocimientos.
Personas que en su concepto creen merecer
algo por lo que han hecho, pero sin pensar en que hay otros en esferas muy
lejanas y anónimas que dan sus propias vidas y sin que nadie las vea o reconozca.
Se emplean millonarios recursos y
tiempo haciendo lobby para lograr estas postulaciones montando verdaderas
campañas para llevar a cabo sus propósitos. Vemos ciudades con reconocidos
problemas de orden social, que hacen de esto parte de su programa de gobierno;
sólo con objeto de montar cortinas de uno que distraigan a sus habitantes de la
miseria en que viven.
Días atrás en un festival de cortometrajes
en Latinoamérica, veía con tristeza aunque sin asombro por lo descompuesto del
mundo, como en la votación solicitada por el concurso vía internet al público,
se montan infraestructuras tecnológicas de mucha o poca monta, para que
computadores con un sencillo programa voten ininterrumpidamente por alguno de
estos.
Muchos de estos homenajes o premios
luego se ven desvirtuados por que sale a la luz la verdad de la vida y obra de
los homenajeados o premiados, que empaña el brillo que se tuvo en algún
momento.
Es sólo una más de las facetas propias
de una naturaleza que día a día se corrompe más y más. El engaño es sólo parte
de la vida moderna; es uno más de todas las cosas que Dios rechaza y que dejó
claramente expuestas en la Biblia.
La verdad es que sólo Dios merece ser
exaltado. Él es el único como lo dice la Palabra, que merece todo el honor, gloria
y la alabanza. Para los creyentes y frente a este mundo corrupto, sólo hay una
forma de honrarlo: con obediencia y siendo verdaderos imitadores de Cristo.
PREGUNTA: Ha pretendido usted robar el
honor a Dios alguna vez?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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