“…Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al
primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No
quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la
misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los
dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De
cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al
reino de Dios” (Mateo 21:28-31)
Durante estos meses y luego de las
verdades básicas expuestas en reflexión,
nos hemos dedicado a exponer cosas obvias en la vida del incrédulo y aún del creyente,
que por ser tan parte de la vida diaria no se contemplan como pecado; pero que para
Dios si lo son.
El día de hoy trataremos uno que sin
considerarse relevante, constituye uno de tantos aspectos que no se ven a
simple vista y están en el corazón de la persona.
Bien sabido es que Dios mira por sobre
todo las intenciones del corazón y no lo externo. Hay muchas cosas que el
hombre hace, que en apariencia son buenas; pero cuál es su verdadera motivación?.
Un creyente puede presentarse como un
buen ofrendante para el ministerio y por supuesto delante de los hombres ser un
buen cristiano; pero estamos seguros que su opinión cambiaría si usted se
entera, que éste sólo lo hace para evitar impuestos a la hora de presentar su declaración
de renta (income tax).
En el relato bíblico encontramos un
padre dando unas instrucciones precisas a sus hijos; uno responde receptivo y
en apariencia obediente mientras el otro se rehúsa a hacerlo; pero luego de reflexionar el que se había negado
obedece y el que dijo sí no hace nada.
La lectura es muy clara para nosotros
como creyentes, pues para cuántas situaciones claramente expuestas en la Biblia
nos mostramos dispuestos; pero terminamos haciendo lo que esta misma censura y
repetimos la pregunta: ¿Cuál de
los dos hizo la voluntad del Padre? .
Está muy bien ofrendar, servir y otras
actividades que tienen que ver con la vida de la iglesia; pero cuál es
realmente la intención? Si es figurar o recibir algo a cambio, la retribución de parte de Dios ya está dada.
Alguien dijo que el camino al infierno
está lleno de buenas intenciones y será muy triste verse descalificado de la
presencia de Dios en el cielo, por actitudes que parecían sin importancia para usted
en la tierra y que sólo estaban orientadas a mostrar algo inexistente.
PREGUNTA: Qué tan exigente es usted con
las motivaciones de su corazón?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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