Este vino por
testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin
de que todos creyesen por él (Juan 1:17)
Dentro de la lista de
interrogantes que tiene el incrédulo frente al plan de salvación de Dios,
tenemos la presencia de su Hijo Jesucristo en la tierra. Tal vez usted no
conozca mucho de los ritos dejados por Dios para el pueblo judío y hoy hablaremos
brevemente de uno destinado a pedir perdón por los pecados.
No entraremos en detalles
precisos y un tanto complejos para una sociedad totalmente secularizada y “moderna”
como en la que vivimos hoy, por que muy seguramente dejaría más preguntas que
respuestas.
Desde los tiempos de
Abraham, Dios siempre estuvo presente en
la vida de este pueblo que apartó para Él (Israel). Unas veces muy cerca y
demostrando su cuidado por ellos, y otras apartándose frente a la deslealtad y su
tendencia al pecado.
Una vez que abandonaron la
esclavitud de Egipto y les fue dada la ley a través de Moisés, una de éstas incluía
la purificación y perdón de pecados. Se constituyó el sacerdocio en los
descendientes de Levi y estos dedicaron sus vidas exclusivamente para servir a
Dios, mientras que las otras once tribus se dedicaban a desarrollar las labores
propias de una nación.
Todos los días los levitas
como sacerdotes y el pueblo cada tiempo determinado, apartaba animales sanos
(machos), llámense ovejas, novillos o palomas para derramar su sangre en
sacrificio ofrecido a Dios y a través del cual se pedía perdón (Levítico 22:19). El derramamiento de esa sangre
cumplía con este propósito; el animal suplantaba al hombre en su pecado frente
a Dios y aunque suena un poco arcaico, esta era la forma de lograrlo.
Es así como un día Dios y
luego de varios siglos, permite la venida de Su Hijo como reemplazo de este
sacrificio frecuente por uno permanente (1Perdo
1:19). Jesús como el Cordero perfecto y el derramamiento de Su sangre como
el único sacrificio capaz de suplantar a aquellos que por fe lo aceptamos.
El plan de salvación
trabaja por fe, en cada persona que cree y recibe a Cristo como su salvador
personal. Es muy sencillo y a veces complejo para algunos, que esperan algo
espectacular para salvar sus almas.
Al igual que el pueblo
judío esperaba un líder militar en tiempos de la opresión del imperio romano
para salvarlos (Mesías), hoy muchos se niegan a creer que este simple, pero
trascendental sacrificio sea capaz de salvarles.
PREGUNTA: Es algo sencillo
o algo espectacular lo que usted espera?
REFLEXIONE Y
DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA
VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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