“Si sabéis que él es justo,
sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.” (1Juan 2:29)
Desde
los comienzos de la civilización, la actividad comercial ha sido un elemento
clave en el diario vivir. En un
principio se practicaba el trueque y luego se constituyeron títulos valor a
través de la moneda que permitió comprar y vender productos.
Dentro
de este comercio el hombre ha estado acostumbrado a buscar la mejor calidad al
menor precio posible y esto sigue siendo una constante. Pedir rebaja si es
posible y regatear sobre determinado producto, en una puja que termina con
éxito para alguno de los participantes; la rebaja ha sido y será algo que
marque la vida de los individuos.
Se
ve no solo en la compra y venta de productos, se ve en las casas famosas de
subastas de Europa o Nueva York, se ve en la bolsa y este manejo es lo que
termina moviendo el mundo y su economía. Esto en lo que refiere al mundo; pero
en lo que tiene que ver con Dios es muy diferente.
El
Señor siempre habla en Su palabra de justo precio, justo peso, justo decreto, justo
juicio, justo castigo y otros. Esta es una de las palabras más empleadas en la
Biblia y es tan importante, que se usa para mostrar que Jesucristo era el único,
el “Justo” que podía morir por nosotros.
Si
habláramos de justa retribución para nuestra vida de pecado estaríamos muertos
y no solo física, sino espiritualmente; pero Dios no solo se goza en dar lo
justo, sino que cuando se trata de bendecir, siempre lo hace más allá de lo que
se espera y sólo basta con observar algo inmerecido como nuestra salvación.
Dios
no pide rebaja, regatea o trata de lograr un buen negocio. A pesar de nuestra
condición de pecado, nos busca, nos da la fe, nos da la salvación y todavía nos
ayuda para sacar adelante una vida de santidad.
La
Biblia dice que es mejor dar que recibir y esto es lo que Dios hace con todos y
cada uno de los que hemos creído “…y recordar las
palabras del Señor Jesús, que
dijo: Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos
20:35); pero también es lo que ofrece a todo aquel que dispone su
corazón y se da una oportunidad con Él.
PREGUNTA:
Estaría usted en condición de pedir rebaja por su pecado?
REFLEXIONE Y DECIDA!
-
REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡SI EN ALGO LE HA
ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!