jueves, 7 de agosto de 2014

LA REBAJA



“Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.” (1Juan 2:29)
Desde los comienzos de la civilización, la actividad comercial ha sido un elemento clave  en el diario vivir. En un principio se practicaba el trueque y luego se constituyeron títulos valor a través de la moneda que permitió comprar y vender productos.

Dentro de este comercio el hombre ha estado acostumbrado a buscar la mejor calidad al menor precio posible y esto sigue siendo una constante. Pedir rebaja si es posible y regatear sobre determinado producto, en una puja que termina con éxito para alguno de los participantes; la rebaja ha sido y será algo que marque la vida de los individuos.

Se ve no solo en la compra y venta de productos, se ve en las casas famosas de subastas de Europa o Nueva York, se ve en la bolsa y este manejo es lo que termina moviendo el mundo y su economía. Esto en lo que refiere al mundo; pero en lo que tiene que ver con Dios es muy diferente.

El Señor siempre habla en Su palabra de justo precio, justo peso, justo decreto, justo juicio, justo castigo y otros. Esta es una de las palabras más empleadas en la Biblia y es tan importante, que se usa para mostrar que Jesucristo era el único, el “Justo” que podía morir por nosotros.

Si habláramos de justa retribución para nuestra vida de pecado estaríamos muertos y no solo física, sino espiritualmente; pero Dios no solo se goza en dar lo justo, sino que cuando se trata de bendecir, siempre lo hace más allá de lo que se espera y sólo basta con observar algo inmerecido como nuestra salvación.

Dios no pide rebaja, regatea o trata de lograr un buen negocio. A pesar de nuestra condición de pecado, nos busca, nos da la fe, nos da la salvación y todavía nos ayuda para sacar adelante una vida de santidad.

La Biblia dice que es mejor dar que recibir y esto es lo que Dios hace con todos y cada uno de los que hemos creído “…y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35); pero también es lo que ofrece a todo aquel que dispone su corazón y se da una oportunidad con Él.
PREGUNTA: Estaría usted en condición de pedir rebaja por su pecado?

REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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martes, 5 de agosto de 2014

AMBIGÜEDAD



 Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe” (Éxodo 21:23-25)
La sociedad a lo largo de su historia y en su calidad de naturaleza caída descrita en la Biblia, ha querido siempre minimizar las normas, las leyes y lo más importante, los mandamientos de Dios.

Estos últimos siempre se han caracterizado por su radicalidad e imparcialidad. Se es bueno o malo, se está frio o caliente; pero nunca en las ambigüedades propias del hombre. En un proceso de siglos, el ser humano se ha dedicado a filosofar sobre estos absolutos y de ahí la presencia de tantos vacíos en sus leyes.

Es así como por los llamados tecnicismos en los juicios, podemos ver salir de la cárcel al más desalmado asesino, estafador o violador de niños. Es muy larga la lista de delitos en la sociedad de hoy y aún más larga la de los vacíos jurídicos en sus leyes; pero lo que si marca, es la corrupción que impera de ambos lados de la justicia.

Tremenda responsabilidad ha dado Dios a aquellos que la administran y qué duro será para estos encontrarse con Él, llevando un balance tan pobre de su encomienda. Así como cada día nacen 364.000 personas en promedio en el mundo, también se abre cada día más la brecha entre lo justo y lo injusto.

Cómo pretender administrar una justicia e integral, cuando los que estudian leyes se prestan para acomodarlas de acuerdo a su conveniencia?. El Señor dijo “diente por diente y ojo por ojo” y no dio lugar a tecnicismo alguno con el ánimo de terminar con el mal.

Si somos honestos esta ambigüedad producto de la corrupción en el corazón del hombre, es la causa de todos los males que aquejan al mundo y NO la voluntad de Dios. Nos atrevemos a cuestionarlo y hasta culparlo de lo que ocurre; pero a Adán y Eva se les dio una instrucción “precisa”  que ellos corrompieron con las consecuencias que hoy tenemos.

Cómo volver a esta radicalidad?. Aunque los absolutos mencionados ya no están vigentes para el mundo de hoy y menos para los no judíos por la “Gracia de Dios”, Él ofrece un camino de restauración en Cristo, que nos hace justos delante de Él; pero la justificación ofrecida en el Salvador y al alcance de cualquiera que la busque, no lo habilita para seguir pecando.
PREGUNTA: Qué tan radical se considera usted frente a su entorno?
REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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