“…Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria,
os dé espíritu de sabiduría y de revelación
en el conocimiento de él”
(Efesios 1:17)
En el mundo secular se estudia desde
los primeros años de vida y es así como una persona promedio está en un aula
de clase por 20 años, sin tener en cuenta post grados, maestrías o doctorados.
Este es un proceso orientado a formar a la persona en algún área específica,
para lograr un ingreso que le permita vivir dignamente.
En lo que tiene que ver con Dios, el
asunto es bien diferente. El señor Jesucristo no se logra o se conoce a través
de algún curso, carrera o doctorado. Él mismo se da a conocer y se revela a los
que quiere y le buscan.
Este no es un evento limitado en
tiempo o espacio, pues Dios se puede dar a conocer desde la infancia de una
persona o tomarse la vida entera para hacerlo; y este es un proceso
individual, particular e intransferible.
Cabe resaltar que no es un
conocimiento que se remite a hechos, pruebas o elementos palpables como se hace
en el conocimiento humanista. Está basado de manera definitiva en un principio
de fe como elemento básico, permanente y sin el cual no prospera esta
revelación.
Es importante para el creyente común,
como para el que ejerce liderazgo el estudio de la Palabra, a través de la cual
Dios va a proporcionar conocimiento; pero este será un trabajo basado
además de la fe, en una relación genuina con Él.
Dios es el único que conoce los
corazones; nadie podrá burlar a este Maestro y menos hacerle trampa como sucede
en el mundo “¿Acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre según sus obras” (Proverbios
24:12). La vida del creyente muestra el grado de revelación de Cristo, y es por
esto que la Biblia dice que por sus frutos los conoceréis.
PREGUNTA: Cuál es el nivel de
revelación dada por Dios en su vida?
MEDITELO Y
DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA
VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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