“Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció
Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto” (Génesis 17:1)
En
el complejo trasegar del Creyente en su
día a día, se encuentran obstáculos de diversa índole. Podemos asegurar que no
hay un día en el que no falle de una u otra manera. Es bastante amplia la gama
de pecados incorporados a la vieja naturaleza, como pensar en la perfección y
Dios lo sabe.
Cuando el Señor dio a Abram la instrucción
del verso que encabeza, lo hizo enfocado a la importancia de que haya
perfección de corazón. La Biblia dice que de allí sale todo lo que contamina al
hombre y esta indicación de un corazón
perfecto, Dios la hace a todos sus escogidos “…del
corazón salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos,
los falsos testimonios…” (Mateo 15:19)
Dios
va al meollo del asunto, sabiendo que lo que de allí sale, se reflejará en el
comportamiento y testimonio del individuo. Cada día el Creyente despierta con
las mejores intenciones; sin embargo al terminar el día verá un balance poco
alentador. El pecado está siendo tratado en su vida por el Espíritu Santo; pero
debe existir compromiso de cambio.
David a pesar de todos sus errores,
fue un hombre siempre dispuesto a practicar arrepentimiento y a apartarse del
pecado para alcanzar misericordia de Dios. Esto mismo pidió para su hijo: “Asimismo da a mi
hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus
mandamientos…” (1 Crónicas 29:19). La decisión de apartarnos del pecado
en busca de santidad, es el paso más importante para lograr la perfección de
corazón; pero esto implica un deseo genuino de hacer y gozarse en lo que a Dios
agrada.
No vamos a lograr impecabilidad mientras
estemos en este mundo; pero si perfección de corazón y será sólo Dios quien la
vea!
PREGUNTA:
Busca usted esta perfección de corazón diariamente?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –