jueves, 13 de junio de 2013

REORIENTAR





Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,  idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,  envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21)

En la Biblia encontramos estos comportamientos, que deben ser reemplazados por frutos espirituales el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,  mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley (Gálatas 5:22). Son parte de la naturaleza caída que traemos al nacer y sólo comenzamos a rechazarlos cuando nacemos de nuevo en Cristo y por la intervención del Espíritu Santo. 
El versículo relata algunos con los que se ha convivido tanto en el mundo, que son tan naturales como comer o respirar y hasta han perdido su contexto de pecado. Cada día somos más permisivos y aunque no sean exactamente los descritos en Gálatas 5, los que nosotros practicamos en la vida diaria no distan mucho de estos.
Es tan grave el asunto que estas conductas ya son aceptadas y hasta exaltadas socialmente; y las leyes cada día se acomodan  más a ellas sin tener en cuenta lo que dice Dios sobre el tema. La sociedad de hoy está tan corrompida tolerando el adulterio, el aborto, la corrupción y otras, que no tiene autoridad moral para rechazar la homosexualidad.
Queremos invitarlo a cambiar las actitudes condenables de su vida cotidiana, en algo agradable a Dios. Por ejemplo podría reorientar el rencor al  prójimo, por un rechazo hacia el pecado que el Señor condena. La codicia  hacia lo material, en una sana ambición, pero por conocer más la Biblia. Algo tan dañino como los celos, en un celo santo por la practicar la voluntad de Dios “Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre” (Gálatas 4:18).
No suena muy ortodoxo; pero si estamos tan acostumbrados a hacer lo que no agrada a Dios, por qué no reorientar estas prácticas y sacar algo bueno de lo malo?
PREGUNTA: Ya pensó, por dónde puede comenzar usted?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –